Cuatro hábitos básicos para tu autogestión

Hay cosas que concibes como naturales. No te pares a pensar porque funcionan, porque las haces de una determinada manera, ni siquiera las tienes en cuenta como algo relevando en tu rutina.

Una de ellas es como organizas tu actividad. Funcionas con tu agenda, sabes cuáles son tus responsabilidades y que tienes que hacer durante el día. No necesitas nada más. Aún así hay una serie de hábitos que nos permiten racionalizar el flujo de actividad y el uso de los recursos. Piensa como recopilas, procesas, organizas y revisas el que tienes que hacer. Son actividades con entidad propia, o tienes una visión conjunta?

Tener la capacidad -y disciplina- de pararte en plena acción para escribirte una nota con una idea, detalle por un proyecto o tarea a realizar, por su posterior revisión es poco usual. Creemos que nuestra mente retendrá la cuestión pero más allá del posible olvido lo ocupamos con tareas por las cuales no está diseñada. Ocupar la memoria inmediata con nimiedades se traduce en una pérdida de capacidad (atención, concentración, energía).

Una vez al día, como mínimo, dedícate en exclusiva a revisar cada una de las anotaciones y toma una decisión. Si es una tarea envíala a tus listas de temas pendientes, si es una cita a tu agenda, si es material útil archívalo. No dejes nada pendiente o generarás inseguridad sobre el qué y como hacerlo. Para evitar problemas logísticos envía todo el que recopiles a un mismo lugar, una libreta o tu inbox de correo electrónico. Evita perder tiempo buscando todo el que tienes que procesar.

Organiza tus tareas en listas. Metodologías como Get Things Doy o Autofocus te proveerán de un sistema simple para administrar todo el que tienes pendiente. En próximos tablas hablaremos de qué son y que nos aportan.

Un golpe por semana revisa tus listas, proyectos y agenda. Cierra la semana haciendo limpieza y planteando nuevos temas por la cercana. La revisión te permitirá mantener el control sobre tu actividad.

Hábitos de base para evitar perder el control de nuestros asuntos abriendo la puerta al estrés. Para mejorar tu productividad personal empieza para pensar en los fundamentos: hábitos y método.

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