El espejo del crecimiento

El mes de agosto ha sido pleno de noticias sobre la aceleración del crecimiento de la economía española; noticías que a menudo se han utilizado para hacer predicciones o prometidas sobre la salida de la crisis.

Desde el 2008 al 2013 habíamos tenido 18 trimestres con crecimientos negativos del PIB, y sólo dos con un crecimiento positivo, pero ridículo; ahora traemos seis con un crecimiento cada vez más alto. La noticia es bien cierta y hay que alegrarnos. Pero no hay que sacar conclusiones exageradas, sin examinar mejor las causas y los efectos. Este crecimiento es frágil y nos engañaríamos pensando que garantiza una salida sostenible de la crisis de los últimos seis años. Digo esto, al menos, por tres razones.

1. Algunas de las causas más importantes del crecimiento son externas: La fuerte devaluación del euro respecto del dólar, que favorece las exportaciones afuera de la UE; la gran caída del precio del petróleo que evita que se encarezcan nuestras importaciones energéticas a pesar de la depreciación del euro; y la intensa política de liquidez monetaria del BCE. Ninguno de las tres tiene nada que ver con decisiones políticas del Gobierno español, ni de cabeza de ellas se puede asegurar la continuidad, si no más bien al contrario... Por lo tanto pueden desaparecer a corto plazo y hacer cambiar las cosas.

2. Simultáneamente con el crecimiento del PIB está creciendo mucho la deuda pública. Esto, ahora, no perjudica mucho porque los tipos de interés del BCE son casi nulos y no cuesta financiarlo. Pero también parece normal que pronto vuelvan a subir, y volvemos a tener problemas con la deuda pública que dificulten el crecimiento.

3. Aunque crece el PIB, su reparto es muy desigual. Han crecido mucho las rentas del capital, pero al mismo tiempo ha bajado el salario mediano. Esto no permite asegurar un mantenimiento del aumento del consumo interno después del rebote del año pasado, fruto seguramente de la reacción a seis años de contención. Si la renta de la gran mayoría de la población no crece, no habrá aumento sostenido del consumo.

No nos emmirallem con el PIB. La economía española necesita todavía aumentos de productividad, mejora del capital humano, una reforma energética, una reforma fiscal, y una disminución de las desigualdades... Los crecimientos que sean consecuencia de algunas de estas cosas sí que son sostenibles y permitirán hablar de la crisis como un fenómeno del pasado... Pero, si no, no nos engañamos! 

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