El mundo evoluciona todo y la política

El mundo evoluciona gracias a la técnica y a pesar de la política. No acuerdo de quién es esta sentencia vellarda pero, acertada o no, con todos los matices que quered, me resulta memorable.

Puesta al día y sin desnudarla de provocación, la frase vendría a decir que el progreso es cosa de la investigación y la innovación más que no de la política, y que incluso aquellos que procuran los adelantos y se invierten en la investigación sufren el desinterés de los gobiernos, cuánto no su indolencia.

Así se hace patente enla estadística de inversiones en R D en España en 2013. No se han publicado los datos de 2014, quizás por vergüenza y seguramente porque este es un año electoral de solemnidad. Ahora no toca hablar. El caso es que el gasto interno en Investigación y Desarrollo bajó a los 13.012 millones de euros, un 2,8% menos que el año anterior. El presupuesto gastado viene a ser el 1,24% del PIB. Al volumen total de inversión, las empresas aportaron un 53'1%; el sector de Enseñanza Superior, un 28%. Sabéis cuando aportó la administración pública? Un 18,7%.

Un contraste: el gasto en R D por habitante en Alemania es tres veces superior a la de España. El estado español es el 27è del mundo (el 18è en Europa) en la clasificación anual del Índice Mundial de la Innovación. Este ranking pone en evidencia las capacidades y los resultados en el ámbito de la innovación de los países. Se tienen en cuenta la función fundamental de la innovación como motor de crecimiento económico y la prosperidad. También se registran indicadores que van más allá de los tradicionales, como por ejemplo el nivel de investigación y desarrollo.

Está claro que perdemos posiciones en relación con los países de mayor referencia mundial, como también es palmari que cada vez somos más dependientes tecnológicamente. Por todo y por lo tanto, somos menos competitivos, hemos perdido el atractivitat y hemos derrochado la retentivitat.

El retruque añadido todavía nos hace más mal: hemos conseguido echar el talento. Ademanes a desahuciar, echamos los investigadores. Resulta que el legendario país de la picaresca no admite menestralies, repele las ranas de factoría y abomina las batas blancas de laboratorio. Así no ganaremos nunca.

Y que hacemos desde las organizaciones empresariales, además de refunfuñar y ponerlo a los discursos? Casi nada. Los saberuts han impuesto el axioma que la innovación va más allá de la investigación, de forma que esta no es necesaria para innovar, y nos lo hemos creído tanto que hemos perdido de vista que sin la investigación perseverando no habrá mejora sostenida.

Conviene que las llamadas patronales (término decimonònic que haría falta preterir) asuman la asignatura de la investigación y que participen en acciones contributivas y cooperativas con los grupos de investigadores. Desde las asociaciones territoriales y desde las entidades gremiales se tendría que trabajar en el vector de la competitividad a partir de la transferencia tecnológica y la innovación estratégica. Basta de tanta innovación de consultoría y de llenar las paredes con tabla-its.
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