El sexo de las ideas

No sé si las ideas tienen que ser masculinas o femeninas. El que sí que sé es que las ideas tendrían que ser promiscuas: reproducirse, hibridar-se, mezclarse, acoplarse y cruzarse constantemente para generar nuevas ideas. Una idea combinada, sumada con otra puede generar ideas de valor infinitamente superior.

Hoy, en innovación, sabemos que el flujo de ideas (el deal flow) es el fundamento crítico de todo sistema innovador. Existe una base probabilística en la innovación: es necesario tener muchas ideas, generar muchas oportunidades, evaluar muchas opciones, y analizar muchas propuestas porque realmente alguna de ellas signifique una disrupción o un revulsivo por nuestro negocio. Esta aproximación desafía los métodos clásicos de gestión de la innovación.

Normalmente las organizaciones son poco fértiles generando ideas. Entonces, se enamoran de las pocas ideas que tienen. Y sufren el que hemos denominado "el síndrome del hilo único". De hecho, muchas organizaciones fracasan en sus intentos innovadores porque sufren el síndrome de la idea única: tienen una, o unas pocas ideas, e intentan por todos los medios que estas lleguen a ser un éxito en el mercado.

Muchos directivos y equipos innovadores destinan muchos más recursos a impulsar malas ideas hacia el mercado que a generar buenas oportunidades. Efectivamente, la génesis es importante. En el diseño de un sistema de innovación, la fase de generación de oportunidades es determinante. Y en la génesis, se tienen que destinar recursos. La misma natura, nuevamente, nos muestra el camino: se precisan millones de espermatozoos para fertilizar un solo óvulo. La natura no ahorra recursos en la génesis. Igualmente, en lugar de tener una sola idea y consentirla, protegerla y consentirle los defectos (como un hijo único), la estrategia válida en organizaciones innovadoras es generar muchas oportunidades, y someterlas a un severo proceso de selección. Sólo aquellas que superen todos los testos y filtros necesarios serán realmente susceptibles de llegar al mercado.

Estamos hartos de ver a empresas que generan algunas pocas ideas, desde el si de sus equipos directivos, y se vuelcan obsesivamente en las mismas. Y organismos de promoción económica a los cuales llegan emprendedores con ideas a menudo sin sentido, pero que son defendidos y consentidos con compasión. Tolerancia cero con las malas ideas! Una empresa será fértil en sus iniciativas innovadoras si es capaz de abrir su red, de dar entrada a un nuevo flujo de ideas extrañas, ajenas a su modelo de negocio clásico. Y esto no se conseguirá desde el corazón del mismo negocio, con las personas que están inmersas en el día a día y atrapadas por los paradigmas del pasado.

Incorporamos gente otros entornos, otros sectores, otros países en la génesis de las ideas (de aquí el concepto de "innovación abierta"). Buscamos oportunidades que ya están funcionando en otros entornos para importarlas y alimentar nuestros emprendedores. Analicemos qué posibilidades nos genera el cambio tecnológico sin precedentes que estamos sufriendo. Pero no nos quedamos con la primera idea que tengamos ni con la misma gente que ha generado las ideas del pasado.
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