El vía crucis de los autónomos

Hace unos meses, empecé un estudio sobre los trámites y diferencias en la creación de empresas a escala europea. Tengo que reconocer que la sorpresa es enorme al mismo tiempo que los resultados son muy decepcionantes por Cataluña y España. De entrada, España es un país que no se estima ni a las pymes ni a los emprendedores, más allá de la publicidad y rentabilidad política de los gobiernos de turno. Sólo hay que dar un vistazo en los países de la UE contra los que nuestros emprendedores y empresarios tienen que competir.

Tampoco tenemos que pasar por alto que, un estudio de ADECCO apunta que la gran mayoría de los autónomos no tenían esta salida como primera opción y preferirían mucho más trabajar por una empresa con un salario fijo. Las razones principales son el alta fiscalidad y las cargas sociales y administrativas. Otro estudio indica que más del 80% de las nuevas empresas desaparecen a la cabeza de unos tres años.

Y que pasa en otros países? Es un tema únicamente nacional? Cuando nos adentramos en la legislación de los países más competitivos de la UE, nos damos cuenta que vivimos en una inquisición fiscal y administrativa que parece creada expresamente para desanimar cualquier emprendedor. Yo he podido constatar las enormes diferencias que existen en el momento de iniciar una actividad empresarial en España y en Europa. Algunos ejemplos: UK es el más conocido; la creación de cualquier actividad se hace a través de Internet, en un máximo de 24 horas, con un coste de 75 £. No existen declaraciones trimestrales de IVA, IRPF, ni resúmenes anuales de 347, 190, 130, etc. Las reglas del juego son muy sencillas y, al contrario del que pasa en nuestro país, los reglamentos no cambian cada mes con el objetivo de detectar en fraude al contribuyente autónomo o empresario considerado un potencial delincuente.

Todos estos países tienen en común otro aspecto que los hace altamente competitivos. La simplificación al máximo de las declaraciones de impuestos que, en muchos casos, es ir eliminando los trámites trimestrales o mensuales que tenemos en nuestro país y que saca competitividad a nuestras empresas. Si añadimos que el coste de la energía y de las telecomunicaciones puede llegar al 25-30% inferior entendemos por qué nuestras empresas no pueden ser nunca competitivas, excepto con salarios bajos.

Finalmente, la relación de la Hacienda de estos países con los contribuyentes es de total colaboración, buscando la solución más adecuada y evitando las sanciones que en nuestro país se han convertido en la fuente de ingresos más segura. Desgraciadamente, los autónomos y empresarios parecen haber echado la toalla dejando que Hacienda siga creando normas cada vez más complejas, más rebuscades, más recaragolades que sólo persiguen encontrar el error para poder inspeccionar y sancionar jugando a Tom y Jerry de la economía.

Si añadimos el crecimiento del déficit público de la economía española, la necesidad de incrementar los ingresos por la vía de la fiscalidad no permite ser optimista de cara a futuras normas que dejen de ahogar los autónomos y los empresarios.

No seremos nunca realmente competitivos mientras los gobiernos sigan mitificant las grandes corporaciones con rebajas fiscales y tratos de favores mientras de la otra banda siguen castigando y hundiendo las pymes y los autónomos. Los gobiernos no crean puestos de trabajo. Lo hacen las empresas que acabarán marchando de un país que no los respeta y los maltrata. La UE ya permite instalarse en cualquier país y seguir actuando en el mercado español. Queda claro que en algún momento tendremos que parar máquinas y hacer frente a una Hacienda cada vez más inquisitorial que acaba fomentando la economía sumergida, el dinero negro y la evasión fiscal. Porque en un país como el nuestro, nunca hubiera podido nacer ni crecer Apple o Microsoft.

 

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