Empresas sin trabajadores

Hace pocos días hemos sabido que los cinco gigantes digitales (Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook) son ya las empresas más ricas del planeta por capitalización a los mercados financieros. Dejan atrás a las grandes petroleras, farmacéuticas o empresas de automoción. Y no sólo son ricas por atracción de recursos financieros. Apple acumula una liquidez (caja) similar al PIB de Cataluña.

Las grandes plataformas digitales tienen unas características que las hacen hipercompetitives: marcas poderosas, economías de escalera, operaciones globales, costes marginales casi nulos (el coste de un usuario más a la web, o de una copia más de software es prácticamente cero) y costes laborales muy bajos. Las empresas emergentes, hijas de la globalización y la digitalización, son monstruos acumuladores de riqueza pero con poca capacidad de distribuirla generando ocupación.

Y esto nos trae a una inquietante paradoja: se está rompiendo el equilibrio inestable que había fundamentado el capitalismo del último siglo. Se agrieta el sistema por el lado del rol de las corporaciones. Hasta ahora, el capitalismo se mantenía en equilibrio por un triángulo virtuoso formato por tres vértices: el mercado, la empresa y el trabajador. La empresa ponía un conjunto de recursos económicos y humanos a disposición de un mercado que los consumía. El mercado los podía consumir porque los individuos tenían poder adquisitivo para hacerlo. Y los individuos disponían de este poder adquisitivo porque trabajaban en empresas que se los proporcionaban un salario. Las bases de este equilibrio las fundamentó Henry Ford con sus principios de producción masiva: todos los americanos podían disponer de un vehículo Ford, si estos vehículos se producían a un coste que hiciera posible que las clases medianas americanas lo compraran. Pero por eso, no había suficiente al optimizar los procesos de producción. También tenía que ofrecer a sus trabajadores un salario que los permitiera adquirir un vehículo Ford.

Ahora esta lógica se está desvaneciendo. Los nuevos modelos competitivos de éxito, liderados por las grandes plataformas digitales tienen otra característica insólita: no necesitan trabajadores (o necesitan muy pocos). Y están invadiendo todos los sectores de la economía: de la manufactura a las redes sociales, de la distribución a la banca, de la química al transporte... Nos imaginamos un mundo con empresas sin trabajadores? Todo indica que podríamos tener empresas extremadamente ricas, sin ningún empleado. Si estas empresas aparecen o se concentran en un determinado país, incluso podríamos tener países extremadamente ricos, con millones de pobres a las calles. Se podría sustentar un capitalismo donde se rompiera lo equilibre mercado-emprendida-empleado, porque el empleado no fuera necesario? A vancemhacia un mundo polarizado entre una rica minoría de creativos emprendedores y opulents inversores, y una mayoría de marginados?

La creciente desigualdad que estamos observando después de la crisis del 2008 quizás es sólo la punta del iceberg de un nuevo e inquietante paradigma. Realmente, no creo que sea así. Podría serlo, pero estoy seguro que seremos capaces de rediseñar el sistema y plantear innovadoras alternativas que lo hagan sostenible.

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