Europa se reindustrialitza

Vivimos tiempos convulsos. Las crisis económicas, la pandemia, el reto medioambiental, la guerra de Ucrania y la pugna entre Estados Unidos y China, ha desquiciado la geopolítica y la economía mundial y ha despertado el nacionalismo de los Estados. Este creciente nacionalismo está llevando a un mayor intervencionismo en el campo económico, una reducción del comercio internacional, cierta desglobalización y un encarecimiento de los productos. Para las empresas todo resulta más complejo.

En esta línea, el gobierno de Estados Unidos se muestra cada vez más proteccionista. Si el presidente Donald Trump impulsó la idea "America First", ahora, el presidente Joe Biden está yendo más allá. Una de las medidas para fortalecer la economía americana, por ejemplo, es la “Ley de Reducción de la Inflación”, un paquete de ayudas millonarias, 369.000 millones de dólares, que otorga, fuertes subvenciones a las empresas americanas, o a las extranjeras que se instalan en Estados Unidos. Una medida de este tipo crea una situación de inferioridad competitiva de las empresas europeas, que además ya tienen costes mucho más elevados por el aumento del precio de la energía, mucha de ella procedente, precisamente, de Estados Unidos.

Existe la voluntad de fomentar la reindustrialización de Europa, estimulando la repatriación de empresas, hacer atractivas las nuevas inversiones y autorizar que los gobiernos den ayudas públicas a las grandes empresas privadas

Afortunadamente, la Comisión Europea ha entendido cuál es la nueva realidad y ha tomado medidas para hacer más competitivas e innovadoras a las empresas europeas, especialmente en ciertos campos declarados prioritarios. Se quiere reducir la dependencia exterior, especialmente en los sectores industriales más estratégicos y la importación de la energía, así como conseguir liderar algunos sectores innovadores en los que la Unión Europea (UE) es fuerte. Entre otras actuaciones ha presentado el “Plan Industrial Verde” para apoyar la rápida transición hacia la neutralidad climática y la digitalización de la sociedad. El plan promete ayuda financiera a las empresas que innoven, y a las que aumenten la capacidad de fabricación de productos estratégicos dentro de la UE. Supone impulsar sectores muy diversos: empresas productoras de coches eléctricos, industrias de baterías, placas solares o molinos eólicos, laboratorios productores de principios activos farmacéuticos, hidrógeno o semiconductores.

Respecto a las tierras raras –litio, magnesio o cobalto–, que son claves para los productos digitales y de las que la UE tiene una alta dependencia de China, se quiere diversificar su procedencia y aumentar la explotación de algunas zonas mineras existentes en la UE. Otros aspectos a destacar son la voluntad de fomentar la reindustrialización de Europa, estimulando la repatriación de empresas, hacer atractivas las nuevas inversiones y autorizar que los gobiernos den ayudas públicas a las grandes empresas privadas que se consideran de interés por el país, para así hacerlas más competitivas a nivel global.

Oportunidad para las empresas catalanas

Las empresas catalanas tendrán que actuar en este nuevo entorno marcado por la incertidumbre, el proteccionismo, fuertes tensiones geopolíticas y unos costes crecientes. Deberán tener presente, por ejemplo, que en la pugna de Estados Unidos y China se puede llegar a tensiones que supongan aplicar sanciones económicas a China ya las empresas con las que tenga actividades. Parece, pues, recomendable que las empresas estén abiertas en todo el mundo, diversificando las exportaciones, teniendo la actividad principal dentro de la UE.

Un entorno tan cambiante y difícil ofrece muchas oportunidades. Las empresas catalanas tienen ya experiencia en adaptarse al cambio. Las exportaciones catalanas en 2022 alcanzaron la cifra récord de 94.927 millones de euros, y hay 17.469 empresas catalanas que exportan regularmente. Para poder mejorar el bienestar de los ciudadanos se debe impulsar la economía, por lo que, los gobiernos español y catalán, deben apoyar político y financiero a las empresas de los sectores estratégicos, a las innovadoras, a las inversiones foráneas que quieren establecerse aquí ya las que quieren repatriar sus factorías que tienen en el exterior.

Para poder mejorar el bienestar de los ciudadanos se debe impulsar la economía, por lo que, los gobiernos español y catalán, deben apoyar político y financiero a las empresas de los sectores estratégicos

Pensando en oportunidades para las empresas hay que tener en la mente, aunque es de lamentar, que los países miembros de la UE, arrastrados por la guerra de Ucrania, se han comprometido a aumentar el gasto militar al 2% del PIB, lo que con una visión de realpolitik ofrecerá a las pymes catalanas la posibilidad de producir equipamientos y productos auxiliares vinculados al sector armamentista. No olvidar tampoco, que la reconstrucción de Ucrania, un país terriblemente dañado, exigirá que se destinen inmensos recursos públicos y privados a la reconstrucción del país. También en estos campos las pymes catalanas pueden encontrar nichos de mercado en los que ampliar sus actividades. Resumiendo, las empresas tienen por delante tiempos difíciles, pero llenos de oportunidades. Los mercados están ahí y habrá muchos más, pero hay que analizar fríamente la situación las perspectivas de futuro y definir muy bien las estrategias a seguir y el nivel de riesgos que se pueden asumir.

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