Formación non-stop

Si como país nos invitan a implementar medidas por su mejora, el mismo nos toca hacer como individuos. Formarnos, dejando de equiparar la formación superior con una garantía de futuro. Pensamos enla educación con una finalidad productiva - no vocacional - que permita a la persona encontrar, o crear, una ocupación. No todo el mundo tiene que acceder en la universidad, hay vida en el mundo de la formación profesional.

Más allá de una etapa primaria donde escogemos unos estudios, y nos creamos un bagaje académico para acceder al mercado laboral con unas mínimas garantías, nos resta asimilar que la actualización de los conocimientos ha pasado de ser una opción deseable a una exigencia. El longlife learning es un concepto que nos acompaña como consecuencia del cambio constante en que vive la sociedad de la información.

No es lo más fuerte el que prevalece sino el que mejor se adapta. Con el conocimiento adquirido en el aula no hay bastante para mantenerse a la cresta de la oleada, hacen falta habilidades, soft-skills o habilidades transversales a aplicar en nuestro día a día, hablar en público, capacidad para negociar, gestión personal, inteligencia emocional... Algo más relacionado al convertir el conocimiento en un comportamiento.

La empresa a la cual realizamos nuestra actividad tiene que realizar una tarea simétrica, creando su propio plan formativo y armonizando las iniciativas de sus miembros en este campo. El objetivo es la creación de valor potenciando el talento existente e integrándolo a la organización.

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