La deslocalización del proceso productivo que se emprende a partir de la década de 1980 a raíz de la liberalización comercial, implicó cambios drásticos y afectar muy negativamente a la mayoría de sectores industriales de casi todos los países con niveles de bienestar avanzados. Cataluña no fue una excepción y el sector industrial, que había tenido un papel central en las dinámicas de crecimiento económico del país desde el s. XIX, inició un retroceso significativo. Hecho pero que no impidió que la industria fuera la base de generación de riqueza , y tractora otras actividades económicas cómo son el transporte, la logística , los servicios avanzados, la energía, la investigación y el desarrollo, el diseño, y esperonadora de "la ocupación verde" por sus esfuerzos para mejorar la competitividad mediante un uso más sostenible de los recursos, y el desarrollo de formas de producción más respetuosas con el entorno. Hechos que se certifica, al analizar los datos de Comisión Europea y en concreto las que explican que, en los 12 años previos al inicio de la crisis, la productividad manufacturera aumentó un 46% frente al 20% del conjunto de la economía.
Hoy en los países avanzados y menos afectados por la crisis, Alemania es un buen ejemplo, son aquellos en el que dinamismo del crecimiento económico, la creación de ocupación y el aumento de la competitividad se relaciona con la existencia de una base industrial, y las políticas encaminadas a la reindustrialización.
Una reindustrialización sustentada por el nuevo proceso de relocalització que se ha iniciado por una serie de factores, -sin olvidar que tarde o temprano se tendrá que producir una revalorització del Iuan chino (artificialmente infravalorat para mantener las ventajas competitivas)-, tales como el aumento de las series cortas de producción que implican cambios continuos en el proceso y en la programación de las máquinas que se utilizan; El constante incremento de los costes de la energía y el transporte, que comportan más costes por aquellas empresas con una producción muy deslocalitzada; El aumento de los costes salariales de los países del sudeste asiático; El coste financiero, asociado a los productos, en el periodo compres desde la fabricación a la abanica; Y el aumento de la inestabilidad planetaria entre otras. Una reindustrialización que acontece imprescindible para minimizar las tasas de paro, y la necesidad de incrementar las exportaciones. Y a la vegada posible por aquellos países que todavía disponen de una base solida, un adecuado sistema de transporte y logística, y una buena red de centros de investigación e innovación. Este es el caso de Cataluña.
La industria es imprescindible para crear ocupación, para mejorar la productividad y entomar el camino del crecimiento económico. Para hacerlo, el apoyo público acontece imprescindible puesto que es quien puede crear un entorno facilitador y entomar los problemas que afectan a la competitividad y productividad de la industrial manufactura y a la industria de alto valor añadido.
Cataluña necesita una nueva y proactiva política industrial por parte de las diferentes administraciones, que acompañen, faciliten y apoyen al competitivo tejido industrial. Acontece imprescindible, huir de declaraciones y centrarse en las actuaciones asociadas a la problemática real. En esta línea, hay que acelerar las políticas para posibilitar que el incremento de las exportaciones de las PYMES se consolide facilitando que innoven con producto (facilitar la incorporación de talento), y a la vegada el incremento de la productividad facilitando el crédito por inversión en tecnòlogia e infraestructuras productivas. E incentivar la cooperación para aumentar la demasiada crítica. Políticas urgentes, los millones de parados no pueden esperar más y necesitan que el problema del paro se entomi prioritariamente.