La cena de los buenos propósitos

Durante estas semanas, la mayoría de empresas organizarán para sus empleados la famosa cena de Nadal. En la mayoría de los casos es casi una obligación organizarla y en la mayoría de los casos también es casi una obligación asistir.

El que si se cumple siempre es el discurso del director o de la persona con más ranking de la compañía en el cual se agradece a los empleados su asistencia, los éxitos de la compañía y los propósitos para el nuevo año, esto si, aliñados con un par de chistes y alguna anécdota divertida.

Todo previsible, pero no por eso despreciable, porque la mayoría a veces la cena se prepara con ilusión y también en algunos casos, la ilusión de los empleados es una cosa a tener en cuenta. Aunque sólo sea un día, o una noche. En mi opinión, pienso que como todas las cosas, el que cuento es el grado de buenos propósitos con el que se hacen las cosas y sobre todo, la continuidad de los mismos.

La cena de Nadal es como el compromiso social. Todas las empresas lo tienen y todas quieren ser buenas o al menos, que lo parezca. Ser un buen puesto de trabajo para los empleados y ser una marca estimada por el consumidor. Básicamente porque así lo pone al manual del buen empresario y porque así lo están haciendo las empresas más punteras. Pero muchas confunden los buenos propósitos con la caridad. Hago la cena porque toca, me comprometo con alguna causa social porque toca, contrato una persona con discapacitado por qué me toca por ley y hago alguna acción social porque toca.

Desde mi punto de vista, el compromiso social, y aquí entra el apartado 'empleados', tiene que salir del corazón de la empresa y, por supuesto, del corazón de quien más manda. De quien hace el discurso en la cena de Nadal. Trabajar desde el primer día a establecer una coherente política empresarial de responsabilidad social que afecte los empleados y la sociedad tendría que ser el propósito y la hoja de ruta de todas las empresas del planeta. Estoy convencido que si esto se hace bien y se implanta al core business de la empresa, las cenas de Nadal serán todo un éxito. De asistencia y de ilusión.

Un abrazo a todos, felices Navidades y ahora los dejo, que esta noche tengo mi cena de Nadal.
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