Cada vez existen menos pymes en Cataluña. Este es un hecho que ya se ha asumido dentro de las variables negativas de la crisis, y contra el cual poca cosa ha demostrado ser efectiva. Según los datos más actualizados de que disponemos, las cuentas de las empresas del 2011, hay 495.958 pymes catalanas. En dos años, desde el 2009, hemos perdido 15.448. Ya habíamos perdido al 2008 y veremos como perdemos más al 2012 y 2013.
Cómo que son empresas pequeñas, el drama de cierres es difícil que se traslade a los medios de comunicación, porque cuando muere una pyme, es poco el capital humano que se queda sin trabajo. Pero si vamos sumando, este goteo ha significado 105.737 puestos de trabajo menos. Y esta cifra sí resulta importante.
Si podemos conocer estos datos, y así intentar generar un punto de atención en los órganos decisorios de las políticas económicas de Cataluña y España , es porque hace diez años que recogemos la información y elaboramos el Anuario de la pyme catalana. Además de dibujar las características y la evolución de este tejido empresarial, solemos analizar un aspecto concreto a fondo. Este año nos hemos centrado en la pyme exportadora, por varios motivos. Porque conocemos muchos datos sobre las empresas que exportan y qué volumen de riqueza generan, pero no concretamente qué de estas son pymes, y cómo son. Y porque cada vez son más las valientes micro, pequeñas y medianas empresas que salen a vender fuera para hacer viable su proyecto.
A menudo los organismos nos aportan muchos datos sobre las empresas, pero sólo excepcionalmente las separan según la dimensión. Y esta segregación sería siempre interesante de hacer, porque no es el mismo que una gran empresa decida exportar o internacionalizarse, a que una pyme se atreva a dar el paso. La maleta de la pyme, para ir al exterior, es pesada de cargas y miedos, y muy ligera en recursos. Creo que se merecen un buen reconocimiento, y que es PIMEC quién tiene el deber y la capacidad de hacerlo.