La piscina del emprendedor tiene que tener agua, aunque sea fría

   

A pesar de que a veces siento que la emprendeduría es un salto al vacío en una piscina, me gusta pensar que el emprendedor ve la piscina medio llena como mínimo, puesto que saltar al vacío sin paracaídas no es ser valiente sino imprudente. Bajo mi punto de vista, el salto es adelante y con la red de la planificación y del 'no estirar más el brazo que la manga' debajo.

No niego que pueda existir un riesgo, como en todos los negocios, pero hace falta que la planificación lo tenga localizado para poderlo afrontar con garantías. A partir de aquí, un negocio que se crea tiene efectivamente un componente de montaña rusa, donde a días estamos subiendo para soltarnos de golpe y sufrir en exceso por cualquier motivo (creativo, comercial, financiero, ...). El equipo será muy importante en estos casos, y tener muy identificadas estas caídas para poner puentes que las eviten en un futuro nos ayudará a disfrutar del trayecto que supone emprender un negocio.

Por último, ninguna planificación podrá prever aquello imprevisible, pero sí el sistema para afrontarlo en caso de acontecer. La idea del por qué de nuestra empresa que he comentado en alguno otro artículo tiene el significado de salvavidas para cada sacudida imprevista que nos pueda hacer cambiar el rumbo sin hacer sufrir el negocio ni su futuro. Si tenéis claro lo porque existís, los imprevistos los resolveréis con más facilidad.

Hoy Destacamos
Lo más leido