Las excusas más habituales para NO innovar a la empresa

Vivimos en un entorno empresarial en constante evolución y cambios menudeados. Hay excusas que empresarios y directivos se llaman a sí mismos, argumentos que boicotean su capacidad de éxito. Son creencias irracionales y miedos, que los frenan a salir de la zona de confort. Cuáles son estas excusas a las cuales el empresario tiene que hacer frente?

Enganchados a la rutina
Muchas empresas viven enganchadas a la rutina cotidiana. Que quizás no han sufrido la crisis ? Se hacen fuertes en la expresión: "Si algo funciona, no lo toques". No son conscientes que cuando más hay que innovar es cuando la empresa funciona bien, cuando se funciona sin sentir la presión que el negocio puede depender de los resultados de esta innovación. Hay que seguir apostando fuerte por todo aquello que funciona bien a la empresa, pero hace falta, al mismo tiempo, ir introduciendo cambios constantes y pequeños. La rutina diaria es un sinónimo de estar muy anclado en la zona de confort.

Vendrán tiempos mejores
Esta es la excusa que dan aquellos empresarios, emprendedores y directivos que tienden a posponer sus decisiones de forma indefinida. Si se quiere hacer realidad los objetivos fijados, hay que poner una fecha concreta a estos hitos, y además, hay que actuar. Pensar que algún día todas las piezas del rompecabezas coincidirán y que de este modo atzarosa se cumplirán los objetivos es de ilusos.

Exceso de responsabilidades
A menudo los empresarios tienen un exceso de responsabilidades que limitan su capacidad de tiempo y dedicación para innovar. El empresario tiene que delegar en su equipo directivo o en sus personas de confianza más directa a fin de que sean estas las que aporten la creatividad que se genera a partir del trabajo en equipo.

Esta es también una eficaz herramienta de motivación profesional. Además, muy a menudo, el exceso de responsabilidades va acompañada de una mala gestión del tiempo, lo cual se puede solucionar con una buena formación específica en este ámbito.

Ya está todo inventado
También hay empresarios que consideran que todo ya está inventado y que, por lo tanto, no se puede hacer nada innovador, porque no hay nada a aportar. Todo depende de la importancia y del ámbito en que se quiera dar a la innovación, de las posibilidades de cambio, pero sobre todo, de la mentalidad a partir de la cual el empresario quiere afrontar este reto.

No vale la pena
Cuando se han vivido varias decepciones o fracasos, el empresario tiene la tendencia a desestimar cualquier inversión en innovación. Aparecen entonces tabúes relacionados con el coste de la innovación y con el hecho que la empresa no se puede permitir el lujo de generar partidas presupuestarias adicionales para hacer frente al gasto de la innovación.

Siempre tenemos que ver la innovación como inversión, nunca como gasto. Hay que contabilizar bien el regreso de esta inversión siempre con el fin de que la empresa pueda hacer frente. Cambios en el sistema productivo, cambios en los flujos de gestión de la información, nuevas modalidades de atención a los clientes o nuevas formas de marketing online pueden ser consideradas como innovaciones empresariales. Y hay que dirigirlas siempre en pro de conseguir los objetivos deseados.
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