Liderando en el siglo XXI: tendencias

Está empezando a cambiar muchas cosas en la manera como se gestionan las empresas, en este nuevo siglo que apenas comenzamos.

Ahora se habla más que nunca de colaborar, cooperar, relación, marca, responsabilidad, capacidad, congruencia, conciliación. Y es que las personas no estando bastante contentas con el que tienen, aspiran además. Quieren participar y ser protagonistas, "y por qué no" de su propio presente y diseñar su futuro, huyendo de aquel papel de actor secundario que nos tenía quizás acostumbrados durante el pasado siglo, en la que el entorno nos condicionaba a no reaccionar, y en el que el factor económico traducido en ingresos y beneficios era entonces el que prevalecía.

Liderar en el siglo XXI querrá decir que tenemos en cuenta que son importantes todas y cada una de las personas que forman parte de la organización. Que apostamos por sus capacidades, y que ellas tienen como responsabilidad también el deber de aportar; "como aquel barco que necesita un equipo, con su capitán, su tripulación y también todas aquellas personas que hacen posible que el barco salga cada día a navegar".

Liderar en el siglo XXI querrá decir que gestionamos las emociones de las personas de nuestro equipo de una manera inteligente (Daniel Goleman). Curiosamente, todavía me encuentro a veces en situaciones o se pretende resolver conflictos separando los factores emocionales que lo han originado de la racionalidad en sí del conflicto, "imagínate, como si se tratara de un ordenador, separando el hardware del software".

Liderar en el siglo XXI, querrá decir que generamos espacios de confianza suficientes porque las personas puedan crecer dentro o fuera de su empresa. Reconocer que son profesionales, sea el nivel que sea, que necesitan ver, escuchar o sentir que su trabajo tiene sentido hoy y que estando co-creando su propio futuro profesional. Hoy conectando con nuestro proyecto de empresa, pero quizás mañana en otro.

Liderar en el siglo XXI, querrá decir que nuestra empresa genera riqueza económica y también de bienestar personal a las personas que forman parte de una manera equilibrada y aceptable con estos nuevos valores, formando así una comunidad de personas en la que sus miembros pertenecen con orgullo. Una comunidad empresarial que deja una huella diferente y sirve de inspiración y de modelo a imitar por los otros.

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