Productores, organizaos

La parada de la vendimia este 5 de septiembre como protesta de los viticultors ante el precio de compra excesivamente bajo de la uva es, desgraciadamente, una más de las múltiples denuncias de agricultores y ganaderos que se ven forzados a vender sus productos a precios muy bajos.

Desde un punto de vista estrictamente económico, si se mantiene la competencia en todos los eslabones de la cadena (desde el productor hasta el consumidor), unos precios más bajos en producción tienen que comportar forzosamente unos precios más bajos para el consumidor. Por otro lado, si falla la competencia en alguna de los eslabones de la cadena, los beneficios de unos precios bajos en producción no repercuten tan directamente en el consumidor final sino que pueden ser "absorbidos" por los actores en aquel eslabón de la cadena donde no hay competencia. La carencia de competencia se visualiza típicamente por existir acuerdos (de reparto de mercado, de fijación de precios de compra o de venta, etc.) entre competidores o, sencillamente, cuando un operador hace un abuso de su posición de dominio. Las autoridades de competencia que conozcan estos casos tienen que actuar y sancionar los operadores que realicen este tipo de prácticas en cualquier eslabón de la cadena.

"Hasta cuando hay competencia en todos los eslabones de la cadena, los productores pueden tener muy poca capacidad negociadora respecto de quien les compra"

En cualquier caso, hasta cuando hay competencia en todos los eslabones de la cadena, los productores pueden tener muy poca capacidad negociadora respecto de quien los compra. Esto sucede generalmente en mercados con mucha oferta, donde el producto es altamente homogéneo, de caducidad rápida y la producción está atomizada. Ante esta situación, los productores tienen que poder actuar para diferenciarse en calidad y para introducirse en otros eslabones de la cadena a través de productos elaborados que les permitan aproximarse al consumidor final. Vale la pena recordar que, más allá de los precios más bajos, más calidad y más variedad de producto son también consecuencia de la dinámica competitiva de los mercados.

Ahora bien, esto que se pide a los productores no siempre es fácil de conseguir si tenemos en cuenta que el uso de poder de los operadores con una posición negociadora más fuerte, incluso sin llevar a cabo prácticas anticompetitives, puede traer a la disminución de los recursos destinados a la inversión en innovación y a la reducción de la variedad de productos existentes en el mercado, al reducir los márgenes comerciales de sus proveedores. En este sentido, la evidencia empírica, a pesar de no ser demasiado extensa ni claramente concluyente, parece encontrar una relación negativa entre el grado de concentración de los compradores y la innovación de los proveedores.

Atendiendo a esta realidad, la normativa europea y estatal contempla que las organizaciones de productores del sector agroalimentario y sus asociaciones puedan quedar exentas de la aplicación de la normativa de competencia siempre y cuando se cumplan determinados requisitos y sin perder nunca de vista que el mantenimiento de una competencia efectiva es uno de los objetivos tanto de la Política Agrícola Común cómo de la Organización Común de los Mercados. Estas organizaciones de productores podrían, por ejemplo, negociar conjuntamente un precio para toda aquella producción comercializada mediante la organización.

"Las organizaciones de productores son un elemento clave para reducir el desequilibrio existente en el poder de negociación entre productores y compradores"

Por lo tanto, las organizaciones de productores son un elemento clave para reducir el desequilibrio existente en el poder de negociación entre productores y compradores, en un marco legal claramente definido para conservar al máximo la dinámica competitiva y garantizar un sector agrario y unos mercados competitivos a medio y largo plazo. De hecho, las organizaciones de productores no sólo tienen que tener como objetivo el fortalecimiento de la posición negociadora de los productores sino que también pueden contribuir a la mejora de la eficiencia y facilitar la inversión en innovación.

Ahora bien, un análisis generalizado del sector agrario y ganadero catalán nos muestra el poco uso que el sector hace de las organizaciones de productores. Por este motivo, convendría un esfuerzo del conjunto de las administraciones públicas para fomentar la creación de organizaciones de productores pero, al mismo tiempo, tienen que ser los propios productores agrarios los agentes más implicados para hacerlas posible. Así pues: Productores, organizaos.

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