Marlowe, Magnum, Tuesta y Twitter

"Todas las mujeres sueñan con Robert Redford. Con quien sueña la mujer de Robert Redford? Con Tom Selleck". Así se anunciaba la nueva serie Màgnum de Tv3 en 80. Tom Selleck interpretaba Magnum, un investigador privado —"perdiguer"— como años antes lo había hecho Humphrey Bogart en el papel de Philip Marlowe, de Raymond Chandler.

50 años, un océano y una visión del mundo separan un personaje del otro. Philip Marlowe es el investigador privado patrón: Los Angeles, gabardina y sombrero, pitillo o femme fatale a los labios, soltero solitario, y siempre con una botella de bourbon cerca. Su impertinente sentido del humor y su cinismo son su tarjeta de presentación. Chandler cambió las reglas que Poe había establecido con su Auguste Dupin y que Conan Doyle había seguido con Sherlock Holmes: el combate egoísta de Marlowe contra el crimen al final redundaba en el bien común.

A los años 80 Magnum volvió a romper el estereotipo. De Los Angeles en Hawai; del pequeño apartamento de Hollywood Boulevard a la casa de los invitados de una finca de lujo ante el mar; de los bares de billares al tiki de King Kamehameha, del Bourbon al vaso de leche —en Magnum siempre se servía un vaso de leche de la nevera al llegar a casa— y todo esto sin fumar ni un pitillo.

Pero a pesar de las diferencias, Marlowe y Magnum tenían dos disparos en común: la voz interior y la incorrectesa política. A los libros, y en las adaptaciones cinematográficas, Marlowe hablaba con su voz interior en primera persona. En estos comentarios encontramos referencias machistas, homòfobes y abiertamente racistas contra judíos y chinos entre otros. Normal en 30, impensable a los 80.

Como Marlowe, en Magnum también tenía una veueta interior con la que nos compartía sus pensamientos, rompiendo a menudo la cuarta pared de la tele mirando a cámara socarrón. Magnum a pesar de romper con la tradición Marlowe, tenía toda una serie de sesgos que ahora caen dentro del incorrectesa política y que entonces admirábamos. A Magnum todos los papeles protagonistas eran interpretados por actores masculinos con mucho carácter y los femeninos se reservaban para guest stars con papeles secundarios que, más bien que tarde, se acababan enamorando de Tom Selleck. Normal en 80, impensable en tiempo de Twitter.

Hoy la "veueta interior" de Marlowe, y del Magnum se ha convertido en una veueta exterior y ya no se escribe a los libros sino que se escribe a Twitter donde todos interpretamos nuestro personaje. La expresión del pensamiento más íntimo ha pasado de ser patrimonio de escritores y guionistas a ser patrimonio de todos, ha pasado de los libros de novela negra a la red. Hemos disfrutado leyendo Chandler, viendo las películas de Bogart y la serie Magnum tal y como eran entonces —tal y como éramos— a pesar de que si los revisitem ahora nos suenen mal. Entendemos que son personajes que viven en el mundo de la ficción y lo enmarcamos dentro del contexto social y creativo de su tiempo.

"La "veueta interior" de Marlowe se ha convertido en exterior y ya no se escribe a los libros sino que a Twitter"

Me temo que es esto el que ha pasado con los desafortunados tuits del MHP Quim Tuesta, que ahora nos resultan del todo políticamente —aquí la palabra tiene más sentido que nunca— incrorrectes. Habría que ponerlos en contexto, saber si son de los años 30, de los 80 o de ahora para saber qué tienen de la persona, que tienen del personaje y que tienen de su tiempo. Según cómo, al MHP Quim Tuesta le podría pasar como Marlowe en un Los Angeles corrupto y sin valores, o como Magnum en un Hawai de hombres blancos: que le toque ser un héroe a regañadientes que dice defender sus propios intereses y que al final, forzado por las cirumstàncies, acabe defendiendo los de todos.

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