Pensar a hacerlo es el mismo que hacerlo

Siempre han habido dichos populares que han ido pasando de padres a hijos, y a menudo muy utilizadas, como "la fe mueve montañas", "los sueños se hacen realidad", "si lo deseas, lo conseguirás", pero que tienen en común estas palabras?

Bien es verdad que hay una buena base científica que lo avala. Y es que el cerebro no distingue entre el que es real y el que es imaginario, entre el que soñamos que sucede y el que sucede de verdad. Si pensamos en un limón, en su forma, su gusto, seguramente empezaremos a salivar igualmente que si la tuviéramos delante. Curiosamente se activan las mismas áreas de nuestro cerebro tanto si la vemos como si nos lo imaginamos.

Cuando lo neurobiòleg Giacomo Rizzolatti descubre las neuronas espejo observa que estas se activan de igual manera cuando hagamos algo, que cuando observamos a otros que lo hacen, o cuando lo imaginamos o representamos mentalmente. La información que recibe el cerebro a través de los sentidos provoca la misma reacción y respuesta; hecho que nos trae a creer que, "pensar a hacerlo es el mismo que hacerlo".

En el mundo de la empresa, más allá de los procesos y herramientas que hacen que la organización funcione, hay las personas que forman parte, con sus aspiraciones y sus sueños. Y es que los colaboradores internos aspiran a conectar en esencia con su empresa. Tienen la necesidad de ser alentadas a conseguir sus propósitos más allá del que la misma organización le ofrece en cualquier momento. Todavía hay la costumbre de pensar que la persona es distinta en su ámbito personal como profesional, que su entorno la condiciona a ser diferente: pero la persona es esencialmente la misma.

Uno de los retos de las organizaciones que quieren ser realmente eficientes pide gestionar también esta cuestión, ofreciendo además conciliación familiar y social a sus colaboradores; y si finalmente lo consiguen, recibirán un regreso muy superior a las organizaciones que no lo contemplen.

Alentar a las personas a imaginar, es sinónimo de estimular y desarrollar su talento, trayéndolos más allá de su día a día. Hacerlos actores principales del compromiso que tienen con su trabajo y hacerlos responsables que con sus sueños construyen su realidad personal y también la de una organización /emprendida más eficiente y sostenible por ambas partes.

Si invitamos a las personas, que con su aportación actual y también futura, hagan realidad sus sueños, aunque "los sueños no necesariamente se tengan que hacer realidad", las encaminaremos a alinear su ilusión con la organización. Y como nos indican los últimos estudios en neurobiologia, donde el cerebro no distingue la ficción de la realidad, las estimularemos a construir un futuro mejor y más sostenible para todos!
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