Según la OMS el estrés es el segundo problema de salud más común al trabajo. Afecta el 22% de los trabajadores y trabajadoras de la UE, y se prevé que aumente en los próximos años.
Vamos a ver detalles. El estrés es "un estado que se caracteriza por un nivel de excitación y angustia alto con la sensación frecuente que no se puede afrontar la situación". A menudo, es provocada por un exceso de autoexigència, o a la vez de tomar una decisión; la carencia de claridad en las funciones del lugar; falta de participación y de influencia en el mismo desarrollo; una comunicación ineficaz, y la carencia de apoyo por parte de la dirección y de los compañeros; escasas compensaciones y reconocimientos; conciliación en la vida familiar y laboral .
En la encuesta europea de empresas sobre riesgos nuevos y emergentes (ESENER), cerca de ocho de cada diez directivos europeos se muestran preocupados por el estrés laboral en sus puestos de trabajo ; sin embargo, menos del 30 % admiten que "no aplican" para abordar los riesgos psicosociales.
Todo ello, hemos resulta curioso pensar que si la relación entre el director y su colaborador es de calidad, la posibilidad de que aparezca este problema de salud, será más baja.
Y es que los directores y mandos no tienen a veces los medios ni las habilidades necesarias para hacer frente una de sus principales funciones, liderar a sus equipos con eficacia. Seguramente no será por qué no quieran, cuando menos a la vez de hacer recortes, el desarrollo de sus habilidades pasan a un segundo plano.
Aquellas organizaciones que invierten en políticas de desarrollo profesional, y en especial en sus cabezas, tendrán sus riesgos psicosociales mejor controlados que las que no lo hacen. Además, los colaboradores serán más positivos y productivos, una balanza que interesa tanto a la empresa como su gente.
La gestión del estrés no es sólo una obligación moral y una buena inversión para los empresarios, sino un imperativo legal establecido en la Directiva Marco 89/391/CEE.
Seguramente, este será uno de los retos a lograr en los años próximos, para mejorar la calidad al trabajo, y facilitar una responsabilidad social empresarial que vaya más allá de la estrictamente económico, por qué también cuenta. Y si no el tiempo lo dirá!
Vamos a ver detalles. El estrés es "un estado que se caracteriza por un nivel de excitación y angustia alto con la sensación frecuente que no se puede afrontar la situación". A menudo, es provocada por un exceso de autoexigència, o a la vez de tomar una decisión; la carencia de claridad en las funciones del lugar; falta de participación y de influencia en el mismo desarrollo; una comunicación ineficaz, y la carencia de apoyo por parte de la dirección y de los compañeros; escasas compensaciones y reconocimientos; conciliación en la vida familiar y laboral .
En la encuesta europea de empresas sobre riesgos nuevos y emergentes (ESENER), cerca de ocho de cada diez directivos europeos se muestran preocupados por el estrés laboral en sus puestos de trabajo ; sin embargo, menos del 30 % admiten que "no aplican" para abordar los riesgos psicosociales.
Todo ello, hemos resulta curioso pensar que si la relación entre el director y su colaborador es de calidad, la posibilidad de que aparezca este problema de salud, será más baja.
Y es que los directores y mandos no tienen a veces los medios ni las habilidades necesarias para hacer frente una de sus principales funciones, liderar a sus equipos con eficacia. Seguramente no será por qué no quieran, cuando menos a la vez de hacer recortes, el desarrollo de sus habilidades pasan a un segundo plano.
Aquellas organizaciones que invierten en políticas de desarrollo profesional, y en especial en sus cabezas, tendrán sus riesgos psicosociales mejor controlados que las que no lo hacen. Además, los colaboradores serán más positivos y productivos, una balanza que interesa tanto a la empresa como su gente.
La gestión del estrés no es sólo una obligación moral y una buena inversión para los empresarios, sino un imperativo legal establecido en la Directiva Marco 89/391/CEE.
Seguramente, este será uno de los retos a lograr en los años próximos, para mejorar la calidad al trabajo, y facilitar una responsabilidad social empresarial que vaya más allá de la estrictamente económico, por qué también cuenta. Y si no el tiempo lo dirá!
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