Ser el líder y tener amigos es difícil... pero posible

Los que tenemos que tomar decisiones nos encontramos muy a menudo que lo hacemos en función de las personas que tenemos delante, y no según las necesidades reales de las empresas. Si además, las personas que dirigimos son nuestros amigos, la toma de decisiones se complica porque interviene el componente emocional que frena la eficacia y resta objetividad. Este error en el liderazgo de nuestras empresas es bastante habitual y repetida pero se da menos cuando la dirección es profesionalizada.

A continuación os explico las cuatro reglas de oro para mantener el liderazgo y la firmeza al frente de la empresa, y no malograr a la vez la amistad con los directivos:

1. Clarificar los objetivos
Tener muy claro cuáles son los objetivos de la empresa y manifestar compromiso al conseguirlos. Hay que estar muy alienado con los objetivos anuales de la empresa, tener firmeza para quererlos cumplir y comunicar mucho y muy bien este compromiso, con el fin de dejar bien claro que las decisiones tomadas van en la dirección del desempeño del compromiso y no en la de perjudicar la relación de amistad con el resto de directivos o trabajadores.

2. Mostrarse paciente ante las emociones
A menudo nuestras decisiones serán puestas en entredicho por nuestros amigos; hace falta un compromiso firme y máxima integridad y transparencia con los objetivos de la empresa. Hay que escuchar y ser empáticos con los críticos recibimientos, pero no en función del grado de simpatía que nos transmite nuestro interlocutor. Nuestro liderazgo no se puede ver afectado si nuestro "amigo" se enfada más o menos.

3. Desarrollar habilidades directivas sólidas
Hay que tener un nivel de comunicación superior para demostrar que nuestro nivel de boy escout y comprensión no viene dado por el grado de amistad con nuestros directivos o trabajadores, sino por nuestro liderazgo y compromiso con los objetivos de la empresa. El nivel de boy escout, el grado de empatía y sobre todo la claridad de nuestras explicaciones son básicas para demostrar a nuestro interlocutor que la decisión tomada no va en contra de la amistad.

4. Estar dispuesto a perder amigos
Si finalmente las decisiones tomadas nos hacen perder alguna de las amistades, hay que estar dispuesto a asumirlo. Si esto se produce, hay que evaluar si "el amigo " perdido está enfocado verdaderamente a los objetivos de la empresa y si reconoce y acepta nuestro liderazgo.

Estas reglas son difíciles de seguir y de respetar. Cuanto más firme sea nuestro compromiso con la empresa y con los objetivos, más firme será nuestro liderazgo y más "amigos" tendremos a la empresa.

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