Somos incompetentes (II)

En este caso, me referiré a la empresa, sobre todo la empresa privada, ya sea la empresa familiar como la multinacional, la que concentra el capital en una sola persona, como la que cotiza a la IBEX o al DOW JONES. Porque es enla empresa donde el exceso de preparación , de recursos y de capacidad productiva de las personas que las conduce, a menudo, a una pérdida de sentido común, de eficacia, de tiempo de reacción, y, en definitiva, de competitividad .

Qué está pasando en el ámbito de la dirección empresarial? Me venden fácilmente a la memoria, a guisa de ejemplo, casos de auto-remuneraciones en forma de planes de jubilación en el sector bancario que han provocado serios perjuicios a las entidades. Que no se toman a menudo decisiones sin ningún tipo de lógica que acaban perjudicando seriamente las empresas? Qué motiva estas acciones?

Cuántas veces hemos presenciado en un encuentro con amigos o conocidos que alguien manifiesta sentirse orgulloso de hacer compras sin IVA, de procurar pagar menos IRPF o maquillar el impuesto sobre sociedades? Esto sólo pasa en estas comarcas. Pero el peor es que la persona que comete fraude, acontece el centro de la reunión, el héroe de la velada, todo el mundo el boy escout, y alguien se pregunta como podría adaptar alguna de estas medidas en su parcela personal. Y nadie tiene la valentía de traerle la contraria. Aquí picamos el guiño a quienes hacen trampas, toleramos los que no juegan limpio.

De incompetencia, en el sector de las multinacionales tenemos, y mucha. La empresa Herbalife, obsesionada con la rápida generación de volumen de negocio que pueden proporcionar las estructuras de venta piramidales ‐en las que todos son clientes y vendedores a la hora, excepto el consumidor final, que normalmente es inexistente‐ ha resultado ser uno de los fraudes más sonados de la historia de los EE.UU.. Fundada a la década de los 80 y basada en el marketing multinivel (MLM) sufrió una caída de más del 65% del valor de sus acciones cuando se supo que el principal cliente de sus productos no era el consumidor final, sino la propia red de vendedores. Una enorme red con el único objetivo de obtener comisiones suculentas. Eran los vendedores situados al final de la cadena los que compraban un producto que no acabarían vendiendo casi nunca al usuario final, dado que las ventajas del producto no estaban nada claros. El enriquecimiento rápido y fácil fue el principal argumento de captación de la red comercial, con perfiles socioeconómicos poco favorecidos.

J.V Foix, ya lo decía, "se cuando duermo que veo claro"

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