Ya hace tiempo que lo sabíamos. Pero las crónicas de la conferencia del pasado diciembre en París, las evidencias personales de los cambios no esperados en nuestro clima, y las noticias de fenómenos meteorológicos repentinos por todas partes, nos están convenciendo que es imprescindible emprender una transición energética con el fin de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Esta transición implica mejorar mucho la eficiencia en el uso de la energía, y reducir progresivamente el consumo de recursos energéticos fósiles (gas y sobre todo, petróleo) sustituyéndolos por energías renovables (hidráulica, solar, eólica y biomasa).
A pesar de que hace tiempo que lo sabíamos, el proceso ha avanzado muy lentamente. Las razones son de todo tipos, pero en quiero destacar una. Existe el doble convencimiento que, por un lado consumir menos energía pedirá sacrificios personales (pasar frío, viajar menos... ) y de la otra, que el coste de las renovables será superior al de las fósiles y, por lo tanto, supondrá también sacrificios económicos.
Esto ya no es cierto. La buena noticia es que cada vez más estos miedos se corresponden menos con la realidad, o dedo más claro, que son totalmente injustificadas. Estudios y cálculos serios, de ya hace algunos años, por parte de la Agencia Internacional de la Energía, y de forma más cercana, estudios publicados por un grupo de ingenieros de la UPC y profesores de la UB indican que los adelantos tecnológicos recientes, tanto por el aumento de la eficiencia (relación entre energía final utilizada vs. energía primaria consumida) cómo por los nuevos elementos de captación de energías renovables, son ya suficientes cómo por qué la transición, además de reducir las emisiones de CO2, también pueda reducir el coste final de la energía, incluyendo evidentemente la amortización de las inversiones que habrá que hacer, tanto en generación, como en transporte, como en almacenamiento.
Este último es, sin lugar a dudas, el que todavía necesitó más esfuerzos tecnológicos, pero el camino está claramente abierto.
Joan Majó
Ingeniero y exministro
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