Uno de los centros municipales que se han posado estos días a disposición de personas vulnerables a Valencia | Ayuntamiento de Valencia
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Sálvese quien pueda

Me pregunto si cuando todo pase, seguiremos con estas acciones oportunas y oportunistas. Porque, ¿cómo se mide la solidaridad?

¿Cómo se mide la solidaridad? ¿Por pandemias? ¿Por catástrofes? ¿Cuánto dura un brote solidario? ¿Cuánto vamos a tardar en olvidarnos de todo? Fernando, autónomo desde hace 13 años y propietario de varios negocios de hostelería me confiesa, con cierto aire pesimista, que cuando todo esto pase “seguiremos quejándonos del exceso de calles peatonalizadas en Valencia y de no poder llegar a la puerta de cualquier sitio en coche. Seguiremos saliendo a los bares y terrazas sin medida, y seguiremos con nuestro ritmo consumista hasta que nos carguemos el planeta”. Su respuesta, además de pesimista, recoge el carácter egoísta de esta sociedad. Aunque encabecemos el ranking de donaciones de órganos del mundo y nos volquemos de manera puntual con causas solidarias, las sociedades –y la española no es un excepción- somos egoístas.

Durante las semanas que llevamos de confinamiento hemos conocido docenas de iniciativas solidarias de marcas grandes y pequeñas. Acciones oportunas y acciones oportunistas. La lista es interminable. Condonaciones de alquileres, servicios gratuitos por parte de médicos y psicólogos, cartas de apoyo a pacientes, donaciones de tablets para hospitales y residencias, reparto de comida a “héroes solidarios”, taxistas que llevan a sanitarios gratis, modistas cosiendo mascarillas… Franquicias ofreciendo servicios gratuitos a autónomos y pymes –los más castigados en la pandemia- que, casi con toda seguridad, cesarán cuando “todo pase”. 

Cuanto “todo pase”, terminarán los ERTEs, vendrán los EREs y después los concursos de acreedores. Cuando llegue la “Gran Estampida” de la que habla Sergi Corbeto, ayudar a los otros ya no será tan importante y, como dice Fernando, seguiremos igual de egoístas. La supervivencia de los negocios, de las familias y de las personas será el objetivo primario de todos y nos olvidaremos de la solidaridad, tan presente ahora en conversaciones, noticiarios y artículos de prensa. La obsesión será facturar y claro que hay que hacer caja y generar negocio. Pero si durante la pandemia muchas pymes, micropymes y autónomos han recibido como agua de mayo algunas de estas iniciativas solidarias, van a necesitar mucha más ayuda en la vuelta, en la remontada, quien pueda remontar.

"La supervivencia de los negocios, de las familias y de las personas será el objetivo primario de todos y nos olvidaremos de la solidaridad" 

Pero solo sabemos ayudarnos cuando la situación es crítica. Muy crítica. Como la de esta pandemia. O como en una catástrofe que cuando pasa, se nos olvida.

Las cifras se van a quedar cuando el virus se aletargue hasta una nueva oleada. Seguiremos teniendo el paro disparado en los 3,8 millones de personas –o más-, tendremos el PIB en caída libre según todas las previsiones económicas. Pero el brote solidario se apagará. Nos olvidaremos de todo.

¿Una visión demasiado pesimista? Solo hay que observar, cada día, como tantas y tantas personas se saltan las indicaciones de la fase 0, ponen en riesgo una nueva oleada y, sobre todo, se olvidan de aquellos a los que han bridado –y brindan cínicamente- su aplauso diario y solidario de las 8 de la tarde.

¿Cómo se mide la solidaridad? Por pandemias.

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