Como tratar con los trabajadores tóxicos?

Llamar la atención, la compasión o el poder, son algunas de las motivaciones de las personas tóxicas, aquellas que restan felicidad y suman negativitat a las empresas

Las personas son la combinación de personalidad, carácter, nada, motivaciones y motivos, emociones y sentimientos, aprendizajes... Todo esto determina (y condiciona) sus movimientos, que se traducen (porque es el único que se ve a simple vista) en comportamientos y actitudes y, estos, en acciones que determinan el ambiente laboral. Cuando en este ambiente parece como si hubiera una nube gris encima, se acostumbra a decir que, en esta empresa el aire se corta con cuchillo, "hay mala maror".

Bernardo Stamateas con sus libros Gente Tóxica y Más gente Tóxica (Ed. Ediciones B) puso nombre y apellidos a la causa. Algunos de los comportamientos más habituales de las personas que se consideran tóxicas son:

Hablan en negativo: en vez de hacer las cosas, hablan del porque no se pueden hacer o se quejan.
Provocan emociones negativas.
No intentan nada: no inspiran, ni siquiera se arriesgan a intentarlo.
Se quejan de todo: los quejosos son especialmente negativos, se centran en los problemas, sólo ven la perspectiva negativa e impiden que el resto se centre en las soluciones.
Normalmente, se alegran cuando la gente se une a ellos y se queja de las mismas cosas.
Siempre hablan de sus problemas y nunca las cosas positivas que pasan en sus vidas.
Sólo hablan de sí mismos y nunca se preocupan del otro.
Se ponen excusas para todo.
Critican a los otros e incluso al que tienen al lado, fomentando los rumores.
Son arrogantes
Se sienten víctimas: nada es responsabilidad de ellos, los otros o la "suerte", tienen la culpa.
Son envidiosos: nunca son agradecidos con el que tienen y cuando alguien consigue algo, los critican y los envidian, no los admiran.
Mienten: mienten sobre temas que pueden ser dolorosos para las personas objetas de la mentira.
Juzgan sin saber y sin pensar.
No toman la iniciativa.

Trasladado a las organizaciones se puede ver claramente cuando encuentras personas, compañeros, que son muy competitivos, celosos, desqualificadors, arrogantes, soberbios, egocéntricos, manipuladores, absorbentes, déspotas, mentirosos, aburridos, pesimistas, depresivos, perfeccionistas ... Estos comportamientos, acciones, sentimientos y emociones son la consecuencia de ver la vida desde el papel de víctima. A este tipo de personas se los denomina gente tóxica, porque actúan como una toxina provocando disfunciones organizativas.

Cualquier organización, independientemente de la medida o sector (a pesar de que hay empresas más atractivas por este tipo de perfiles) pueden tener personas con comportamientos tóxicos. Pueden ser personas de cualquier departamento inclús intelectualmente brillantes, estrechamente relacionadas con la Dirección o ser incluso la Dirección.

En términos generales es habitual encontrar de unon 3% a un 5% de la plantilla que los podríamos clasificar de gente tóxica. Sin embargo, si no se actúa, este porcentaje puede crecer llegando inclús a tener el riesgo de acabar con una organización estrangulada por contagio.

Algunas de las claves que pueden ayudar a la hora de tratar estas situaciones son:

 Identificar los comportamientos tóxicos, detectando y analizando las causas.
 Hablar personalmente con las personas con este patrón conductual, para corregirlos.
 Dar el apoyo y las herramientas necesarias para ayudar a la persona a corregirlos siempre que haya voluntad de hacerlo, si la persona no quiere, se tienen que indagar los motivos.
 Evitar el contagio, reforzando los comportamientos alineados a los valores de la organización y mostrando una clara desaprobación respecto a los comportamientos tóxicos.
 Hacer las intervenciones pertinentes para evitar que estos comportamientos se enquisten.
 Si los avisos (tarjeta amarilla), las intervenciones, las herramientas y ayudas dadas, no han servido, no hay más remedio que sacar la tarjeta roja. Una desvinculación a tiempo no sólo es un mensaje muy claro para la organización sino que también se está potenciando las calidades del resto de trabajadores incidiendo directamente en su sentimiento de justicia organizativa.

Stamateas asegura que todo el mundo tiene disparos tóxicos, la diferencia está en no convertirlos en nuestro estilo de vida. "Ser tóxico es una manera de sentir, pensar y actuar".

No formar parte de este colectivo significa hacer introspección y decidir ser responsables del que hacemos y somos, o al menos del cómo reaccionamos ante el que nos pasa. Sólo siendo parte del problema se puede ser parto de la solución.
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