La productividad también como oportunidad

Prestemos atención a la innovación, al talento y a la gobernanza

Si todavía no tiene indicadores de productividad, piense y desarróllelos | iStock
Si todavía no tiene indicadores de productividad, piense y desarróllelos | iStock
Miquel Guiot
Consultor y Abogado, Gobernanza y Transformación
Barcelona
20 de Diciembre de 2022

Muchas empresas realizan ruedas de prensa para presentar públicamente sus resultados económicos. Verá que, entre otros muchos conceptos, siempre hablan de facturación, habitualmente de ebitda y, a veces, de resultados. Sin duda son tres magnitudes importantísimas, fundamentales.

 

En cuanto a los ratios suele hablarse a menudo de crecimiento, a veces de rentabilidad y raramente de productividad. Las tres son trascendentales. Si las tres son buenas y están por encima de la media del sector de forma continuada en el tiempo, entonces estamos ante una empresa de alto rendimiento. Si, además, la empresa es sostenible y cuenta con el reconocimiento de los clientes y competidores entonces nos acercamos a la excelencia. Cuantas más empresas sobresalgan en su actividad mejor, mejor por ellas y mejor para todos.

En una economía de libre mercado y en un mundo globalizado, la productividad es determinante porque la competitividad es vital. Ambas categorías, productividad y competitividad, son distintas pero están muy interrelacionadas.

 

La competitividad consiste en resolver las necesidades del cliente mejor de como lo hagan los competidores, con mejor servicio percibido, a menor coste o con un equilibrio idóneo del mixto. Un factor primordial para hacerlo posible es la productividad que puede pasar por hacerlo diferente, hacerlo mejor o simplemente conseguir hacer más por menos. La productividad es en menor o mayor medida crucial en función de si produces algo que sólo puedes proveer tú o también lo proporcionan otras empresas competidoras de tu actividad, si estás en el segundo grupo la productividad te marcará primero la rentabilidad, después el crecimiento y, finalmente, la viabilidad.

¿Qué es la productividad? El DIEC define la productividad como relación entre la producción obtenida y los factores empleados para obtenerla. El TERMCAT la define como relación entre la producción obtenida y los recursos empleados para obtenerla en un período de tiempo determinado.

Todo dependerá con quien se quiera comparar, pero ni los datos de España ni los de Cataluña son para estar satisfechos

De productividad podemos hablar a nivel macro y micro. A nivel macro existe la información disponible del INE y, desde diciembre de 2021, Eurostat publica datos de productividad; si tiene curiosidad puede ir a la página web y colocar en el buscador productivity-indicators. Lo que encontrará no le sorprenderá, todo dependerá con quien se quiera comparar, pero los datos ni a nivel de Estado ni a nivel de país son para estar satisfechos. Ni España ni Catalunya están en cabeza.

A nivel micro, que la empresa crezca y sea rentable es una buena noticia para todos, para la propiedad y su personal, clientes, proveedores, por todo su ecosistema y también por el territorio donde se encuentre la empresa y viva su gente . Si se aspira a escenarios de crecimiento rentable se debe tener bien presente la productividad. Una buena productividad es un buen punto de partida para una empresa; por el contrario, un mal dato de productividad es un toque de atención y, si además la tendencia es negativa, es un anuncio de problemas.

Si nos interesa qué podemos hacer en nuestras respectivas organizaciones para mejorar la productividad, prestemos atención a la innovación, al talento y a la gobernanza, procuremos que en los tres factores estemos tan bien situados como podamos, no descuidemos ninguno. La innovación, el talento y la gobernanza son catalizadores de la productividad. Veamos algunas propuestas que están en nuestras manos llevarlas a cabo.

Como el objetivo siempre es que el cliente venga y vuelva, la queja y la sugerencia nos pone frente al espejo

Escucha activa y atenta, radar y escáner, que no se nos escape nada. Escuchar a los clientes y personas de nuestras organizaciones que tienen el contacto directo, habilitando circuitos para que las quejas, sugerencias y propuestas de mejora fluyan sin cortocircuitos jerárquicos. Como el objetivo siempre es que el cliente venga y vuelva, la queja y la sugerencia nos pone ante el espejo y nos da la oportunidad de contraste entre lo que pensamos que debe hacerse y la percepción que recibe el cliente de cómo lo hacemos, permite identificar puntos de dolor o expectativa que quizás hay que pulir o atender.

En cuanto a la innovación, la suma combinada de serendipitidad y prototipaje pueden ser muy fructíferos, mente abierta. Clima y dinámicas de estímulo favorables a propiciar que la gente se atreva a proponer, las buenas ideas pueden surgir en cualquier momento y nadie tiene la exclusiva, ser prolíferos en la generación de ideas. Una metodología ágil de decantación y ensayo hará el resto, encontrar el punto medio entre no matarlo antes de tiempo y no dedicarle más tiempo ni recursos de los estrictamente necesarios. Y sin olvidar nunca que el éxito debe tener su reconocimiento.

Si todavía no tiene indicadores de productividad, piense y desarróllelos

Lo que no se mide no existe, no se evalúa y no se mejora. Si todavía no tiene indicadores de productividad, piense y desarróllelos, optando por lo obvio y sencillo, ya tendrá tiempo de sofisticarlo. Si ya los tiene, optimícelos e incorpórelos con impacto en el núcleo duro de la toma de decisiones en los puntos clave que mueven voluntades y canalizan energías. Le ayudará a objetivar el debate y le empujará a tener el dimensionamiento adecuado y el mejor equipo posible, la gente más preparada, más trabajadora, más creativa, más comprometida, en definitiva, más productiva. También le ayudará a estructurar el análisis, a incorporar elementos de flexibilidad y mantenerlos como elementos clave de competitividad.

Por último, una propuesta ambiciosa, incorporar la productividad como factor de mejora retributiva. La inflación interanual estimada en noviembre es del 6,8%, sin olvidar que, en julio, llegó a ser del 10,8% en España y del 10,3% en Catalunya. Si la inflación dura, comportará tensión social, reivindicación de revisión de salarios y efectos de segunda ronda.

Sea atrevido, considere vincular la mejora retributiva a la productividad

Haga de la necesidad virtud, es una oportunidad de oro para un ganar-ganar, sea atrevido, considere vincular la mejora retributiva a la productividad, vincule también una dotación adicional del presupuesto de formación, todo el mundo ganará. Atrévase, es un instrumento que le permitirá alinear toda la organización hacia un objetivo claro, articular la relación con la representación social en torno a un factor de compromiso colectivo y de mejora de la capacitación de las personas, comprometiendo presupuesto de formación y retribución no consolidable, vinculados a la obtención de niveles de productividad o rentabilidad.

Que la empresa sea más productiva es bueno para todos y puede beneficiar a todos.