¿Movilidad eléctrica?

Que hoy se esté planteando como solución simplemente sustituir los vehículos actuales por coches eléctricos no parece la visión más adecuada.

Furgoneta de reparto eléctrica encendido | iStock Furgoneta de reparto eléctrica encendido | iStock

Según nos dicen, la movilidad tal como la conocemos tiene los días contados, es decir, no tiene futuro. Nos venden que la solución es la movilidad eléctrica. Actualmente, aún se puede elegir entre varias opciones: desde vehículos híbridos que pueden ser enchufables y combinarlos con combustibles fósiles (gasolina, diésel o gas), vehículos solo de combustibles fósiles, o eléctricos al cien por cien. Pero desde Europa nos indican que en la próxima década ya no se fabricarán más coches con motores que emitan dióxido de carbono, es decir, de gasolina, diésel, gas o híbridos, y que todos serán eléctricos.

Los vehículos eléctricos que hay en el mercado, en general, tienen una autonomía limitada. Además, el almacenamiento de energía se debe hacer en baterías fabricadas con minerales raros y escasos, pesan más que las tradicionales y, por lo tanto, la estructura debe estar diseñada para soportar esta carga adicional. La recarga normalmente no es rápida, lo que requerirá crear una red eficiente y de recarga corta. Hoy en pocos minutos se llena un depósito con combustible fósil, pero no un coche eléctrico, y sus usuarios deben hacer una planificación cuidada para no sufrir un contratiempo durante un desplazamiento.

Se dice que el vehículo eléctrico no contamina, afirmación no del todo cierta, ya que su fabricación y reciclaje (sobre todo de las baterías) son más contaminantes que uno convencional. También se debe tener en cuenta el riesgo de incendio: uno eléctrico no se apaga fácilmente ni rápidamente, ya que sus baterías generan una reacción en cadena que no se apaga con los sistemas tradicionales utilizados por los bomberos.

"La transición energética requiere utilizar energía eléctrica para muchos otros usos además de la movilidad, y la red eléctrica no está preparada para este futuro"

La obtención de los minerales necesarios para su fabricación generan un impacto ambiental en las zonas de extracción, que generalmente son en parajes naturales y en países en vías de desarrollo. Su obtención y transporte tampoco se hace emprando energías renovables, sino más bien con utilización de combustibles fósiles con sus correspondientes emisiones de CO2.

La movilidad eléctrica representa un cambio y replanteamiento del modelo actual, basado esencialmente en el vehículo privado. Se debe construir una alternativa a la movilidad privada reduciendo el número de vehículos en circulación. Porque no será sostenible solo cambiar los coches tradicionales por unos eléctricos. La transición energética requiere utilizar energía eléctrica para muchos otros usos además de la movilidad y la red eléctrica no está preparada para este futuro.

En la actualidad, las calles de nuestras ciudades están llenas de coches aparcados día y noche. ¿Cómo se recargarán estos vehículos, con un enchufe en la acera? ¿Qué red y potencia se necesitarán para hacerlo? Y surgen las mismas preguntas para los estacionamientos de cada edificio. Ni la red eléctrica de distribución ni la generación de energía pueden soportar la demanda de potencia eléctrica necesaria para lograr que la movilidad sea cien por ciento eléctrica.

"Que hoy se esté planteando como solución solo sustituir los vehículos actuales por coches eléctricos, no parece la visión más adecuada. Se tiene que poner la mirada mucho más allá"

Se debe pensar en un cambio general de hábitos en todos los sectores. Por ejemplo, mucha maquinaria es antigua y muchos procesos son ineficientes desde el punto de vista energético, al igual que los edificios, que a menudo tampoco son energéticamente eficientes. La lista no se acabaría nunca. El futuro, probablemente, pasa por la electricidad o alguna otra solución alternativa imaginativa que no genere emisiones y que sea sostenible, tanto en su proceso de producción como en su reciclaje. Que hoy se esté planteando como solución simplemente sustituir los vehículos actuales por coches eléctricos no parece la visión más adecuada. Se debe poner la mirada mucho más allá.

La ingeniería debe trabajar con determinación para resolver todas estas cuestiones e incógnitas sobre la movilidad eléctrica.

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