El año 2020 para las startups. | iStock
El año 2020 para las startups. | iStock

Qué oportunidades de inversión surgen de la covid-19?

El experto Victor Giné defiende que "el inversor no está por encima del emprendedor"

Con la pandemia, estamos ante una especie de nueva revolución industrial, ya no sólo porque nos obliga a adaptarnos a la nueva realidad, y en todos los aspectos inimaginables desde hace unos meses (manera de trabajar y de relacionarnos), sino porque ya de antes de la pandemia la tecnología y las nuevas generaciones ya subían con fuerza, proponiendo modelos de vida diferentes, valores diferentes, visiones diferentes y propuestas para cambiar las cosas con conciencia social. Todo es diferente, la nueva generación de talento emprendedor.

Los emprendedores del siglo XXI tienen otros valores, conciben la vida con otras perspectivas, seguramente porque no tienen que desaprender nada, ya venden con la lección aprendida de todo aquello que no les gusta, de herencias irresponsables, y quieren cambiar las cosas. Sí, sostenibilidad, sí, conciencia social, sí, economía social y sostenible, sí, valores con responsabilidad.

Sí a valores integradores que mejoren la sociedad, sí a la economía generosa y colaborativa que generen oportunidades integradoras, sí a la libertad sin vínculos ineficientes, sí a la economía más solidaria. Son estas generaciones nuestro futuro y las tenemos que apoyar, tenemos la obligación moral y es nuestra responsabilidad ante este nuevo mundo digital y social.

"Los emprendedores del siglo XXI tienen otros valores, conciben la vida con otras perspectivas, seguramente porque no tienen que desaprender nada y quieren cambiar las cosas"

Nos encontramos ante una gran oportunidad, la de cambiar las cosas; y tenemos un gran aliado, la tecnología. La tecnología es global, accesible, es una herramienta para llegar a la gente, para mejorar las cosas, siempre con uso responsable. Cuando juntas tecnología y talento emprendedor, surge el cóctel del cambio y la innovación. Si además, incorporamos corporaciones a la ecuación, el cóctel es explosivo.

Las corporaciones tienen la obligación de incorporar el radar de la innovación en su ADN estratégico; las nuevas tecnologías, nuevas tendencias, los nuevos modelos de negocio y de innovación, pueden hacer que una compañía desaparezca en 5 años. El talento emprendedor y las corporaciones están destinados a entenderse. Lenguajes diferentes, visiones diferentes, Empatía y apertura emocional. La corporación puede ser un "inversor", y no necesariamente monetario, del emprendedor. Un agente clave en el apoyo de nuevas iniciativas; un aliado del mundo emprendedor.

La tercera pata de la ecuación sería el inversor. Todo proyecte emprendedor necesita gasolina, no nos engañamos, si la corporación no entra o no entra parcialmente con capital en la ecuación, necesitaremos la figura del inversor privado (o público). El inversor del siglo XXI también es diferente. Estamos ante un cambio interesante dentro del mundo de la inversión, capital riesgo, smart capital o cómo queramos encasillarlo, y es un tema puramente cultural y social. Tendemos hacia la humanización del mundo del emprendedor, el capital tiene que ser más humano. El dinero es cobarde. Partimos de una premisa base, y es que el inversor no está por encima de la emprendedor. Premisa clave. Repito, el inversor no está por encima del emprendedor.

Afortunadamente, cada vez se tiene más conciencia de esta premisa. Es oportunidad contra capital. Son dos personas frente a frente, con valores, sentimientos e ilusión. Y claro que si, evidentemente, hablamos de sentido común, coherencia, métricas, facturación, etc etc... Lo que queráis, pero en resumen, todo se traduce en una palabra, confianza. Cuesta mucho ganar y poco perder, curioso, como emprender, cuesta mucho construir y poco derruir. Resiliencia.

"El inversor no está por encima del emprendedor"

Culturalmente, estamos por detrás de otros países en materia de emprendeduría. No acompañan las políticas y la cultura del país, por suerte esto va cambiando poco a poco. Para mí, y como inversor desde mi compañía, el emprendedor me merece respeto y admiración, esto para empezar, y todavía más cuando bien de un fracaso que puede menguar su personalidad y la de su entorno, amistades y familiares. Cuando veo un emprendedor pienso: será capaz de nadar cuando no haya agua? Miro la persona, todo el resto, evidentemente, tiene que tener coherencia y consistencia. Invertimos en personas, buenas personas, personas buenas y con una gran idea. Tengo que empatizar con el emprendedor.

Toda la gente que se plantee invertir, o la gente que quiera invertir, tiene una gran oportunidad en las nuevas tecnologías en época postcovid. Ya no buscamos la gran rentabilidad, sino ayudar a personas a cambiar las cosas. Tecnologías que cambiarán el mundo, que si se trabajan con responsabilidad y conciencia social por personas con inquietudes, valores y ganas de mejorar el mundo, viviremos la nueva revolución Industrial, tecnológica y porque no, también social y a nivel humano.

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