Amazon puede protestar, nosotros no

Amazon es una empresa muy grande. Demasiado, para mi gusto. La Comisión Europea, que vela por la competencia, ya ha puesto la empresa sobre aviso. Y han llegado a unos acuerdos. Aun así, a nuestra población le gustan las dosis de populismo que a menudo los políticos y la prensa sueltan. Quiero decir que, ante cualquier incidente con Amazon o cualquier otra multinacional, estos actores critican las grandes empresas asociándolas a los mercados más descarnados. Y la gente pica.

Hace un tiempo que estamos ante el caso del centro logístico de Amazon en Martorelles. Ignoro los detalles por los cuales Amazon deja esta población y se va a Zaragoza. Convendría que el periodismo hiciera un poco de investigación y entrevistara los responsables políticos de la capital aragonesa. Porque me temo que detrás de todo esto hay lío. Todo el mundo que haya trabajado en una gran organización sabe que ninguna empresa deshace una inversión realizada hace solo cinco años. Es muy extraño. Al fin y al cabo, trasladan un centro de distribución a 300 kilómetros de donde había el otro.

La falta de transparencia es total. Y no me refiero a Amazon, que no acostumbra a entrar en rifirrafes políticos, sino a los responsables municipales que, me temo, han hecho posible que Amazon marche. Me ha hecho subir la mosca a la nariz, un artículo aparecido en Vilaweb que se titula Amazon presionó el Ayuntamiento de Martorelles para recibir trato de favor antes de anunciar el cierre. El nombre es poco representativo de lo que el artículo explica. Parece que Amazon, desde el principio de haberse instalado en Martorelles, había planteado la necesidad de unas infraestructuras. Concretamente un aparcamiento.

La falta de transparencia es total. Y no me refiero a Amazon

El alcalde, el señor Marc Candela (ERC), asegura que Amazon exigía que los trámites administrativos se aceleraran. Él mismo afirma: "Nos dijeron que o les dábamos una solución para el aparcamiento o marcharían". Parece interpretarse, del artículo en cuestión, que se había llegado a un acuerdo -el problema estaba solucionado-. Pero Amazon pedía celeridad en los trámites administrativos. De aquí las presiones de la empresa sobre el ayuntamiento. Ahora bien, la manera de presentar el asunto hace toda la pinta de la práctica demagógica a la cual la clase política catalana nos tiene acostumbrados últimamente.

Amazon presionaba y la explicación es: "Ellos querían más celeridad, pero los expedientes tienen que cumplir unos requisitos, y nosotros somos un municipio de 4.000 habitantes, con los servicios que tenemos". Y el alcalde continúa -y aquí entra en acción la demagogia-: "No tenemos por qué hacer un trato de favor a una multinacional así ni a nadie, los tratamos como cualquier otra empresa o vecino". ¿Esto es una explicación válida? ¿Conociendo la administración municipal del país, quien no nos asegura que ser tratado como "cualquier otra empresa o vecino" no equivale a ser tratado como una porquería?

Diré más: todos los que hemos tenido tratos con los ayuntamientos por temas de permisos, por ejemplo, hemos acabado hasta el gorro. Las empresas, en líneas generales, saben que su peor enemigo para poner trabas a cualquier negocio es un ayuntamiento. No por la legislación o disposiciones que exigen las medidas que sean. No señor. El tema viene de la enorme holgazanería y laxitud con que se tramitan los expedientes. Leyendo el artículo, y si las declaraciones del señor Candela son exactas, mi conclusión es que Amazon ya tenía las narices llenas.

Las empresas, en líneas generales, saben que su peor enemigo para poner trabas a cualquier negocio es un ayuntamiento

Me gustaría que algún medio hiciera un poco de periodismo y nos explicara por qué Amazon marcha de Martorelles. Me temo que se le abocan a esta empresa un cúmulo de actuaciones que no coinciden con la realidad. Jugando con la ventaja de saber que esta multinacional no se volverá. Es lógico que actúe de esta forma. Sabe que la prensa está comprada. Además, no tiene ninguna necesidad de quedar bien con la gente mediante titulares.

La demostración de lo que os digo es que la noticia de Vilaweb nos deja entrever la realidad -recuerden que Vilaweb no recibe ninguna subvención, quizás por eso lo explica-. Otro apunte. Ya los dije un día que un pajarito muy informado y muy posicionado me aseguró que el incumplimiento de las inversiones del Estado en Catalunya viene provocado, en muy buena parte, por las trabas administrativas de los ayuntamientos catalanes.

Muchas empresas hacen presión a los respectivos consistorios para que resuelvan las situaciones, a menudo irregulares, creadas por la misma incompetencia municipal. Yo conozco, como mínimo, dos. ¿Qué emplean tiempo pidiendo lo que el señor Candela califica de “privilegios”? Una de ellas lleva treinta años de discusiones -es una multinacional catalana-. Por lo tanto, mientras no se demuestre lo contrario, llego a la conclusión que Amazon acabó hasta el sombrero del Ayuntamiento de Martorelles. Y como que es poderosa -más de lo que a mí me gusta-, tiene alternativas. Y como que no necesita el visto bueno popular, ha marchado. No quieren ser tratados como idiotas -como somos tratados la mayoría de administrados de los ayuntamientos catalanes-.

Yo, con la información de la cual dispongo, saco unas conclusiones de todo. Que alguien me las desmienta. Por lo tanto, queda pendiente que nos expliquen quién es el responsable final de la desaparición de 800 puestos de trabajo en Martorelles -no de su destrucción, puesto que Amazon traslada esta actividad a Zaragoza-.

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