Desde hace unos días se hace difícil hablar otras cosas que no sea de la guerra que estamos viendo y en algunos aspectos sufriendo, aunque solo sea desde el punto de vista de la fuerte empatía con la gente que la vive personalmente, y de la preocupación por el futuro de todos. Pero a la vez también se hace difícil añadir opiniones que no se hayan ya expresado en los medios de comunicación. Es por eso que he optado para ofrecer dos reflexiones que ya he hecho en otras ocasiones, pero que ahora adquieren carácter de actualidad.
El papel de las armas
La vida de las personas puede mejorar mucho si tiene a su alcance herramientas que aumenten su capacidad para hacer cosas, o hacerlas mejor. El progreso tecnológico ha ido aumentando extraordinariamente estas capacidades. Ahora bien, las herramientas pueden también convertirse en armas cuando se utilizan con la intención de hacer daño, de herir, de matar, de destruir, de engañar, o de impedir que otras personas puedan mejorar su bienestar. Hay algunas herramientas que han sido directamente concebidas con estas intenciones, y es el que normalmente bautizamos como armas, pero hay otras muchas que solo adquieren este carácter maligno por su utilización, como los cuchillos, las escopetas de caza, algunos medicamentos, o algunos programas cibernéticos... Haya cuatro consideraciones al respecto:
a) Disponer de armas no es un derecho. Tienen que ser exclusivas para dos cuerpos: el militar y la policial; y dentro de cada cuerpo deben estar muy controladas para sancionar cualquier utilización no autorizada.
Organizar la defensa de un país a base de distribuir armas a la población y creando grupos civiles armados es muy comprensible, pero tiene aspectos peligrosos
b) La disponibilidad por parte de la población civil de algún tipo de herramientas susceptibles de ser utilizadas como armas, tanto físicas como digitales, debe estar suficientemente regulada para estimular la responsabilidad de los poseedores, y vigilada para castigar las infracciones.
c) Organizar la defensa de un país, un derecho absolutamente irrefutable, a copia de distribuir armas a la población y creando grupos civiles armados es muy comprensible, pero tiene aspectos peligrosos, puesto que es muy difícil controlar su uso adecuado, pero sobre todo, porque puede dar excusas deseadas al enemigo para justificar sus ataques a la población civil. Como hemos visto, hay enemigos que no las necesitan, aun así mejor que no las tengan.
d) Nunca he sido capaz de entender la necesidad de acumular unos grandes arsenales de armas nucleares que parecen capaces de destruir una buena parte del planeta y de la humanidad si se utilizaran. Se quiere justificar la acumulación diciendo que son un elemento de disuasión para evitar esta utilización. Este efecto puede ser, y ha sido, real cuando la decisión de hacer o no uso se ha tomado por gobiernos democráticos y por personas sensatas y adecuadamente asesoradas. Pero si se trata de un régimen carácter dictatorial con unos liderazgos personales egocéntricos y emocionales, es demasiado fácil que pueda acabar en una catástrofe.
El papel de los Relatos
Las crecientes capacidades para crear, recopilar, almacenar, manipular, y distribuir selectivamente todo tipo de información ha hecho que esta sea ahora una arma casi tan importante como las clásicas, evidentemente menos mortífera pero también muy peligrosa. Como actualmente los enfrentamientos bélicos se viven en directo, los líderes de las diversas partes en conflicto necesitan fabricar dos tipos de relatos dirigidos a quienes escuchan o siguen la actualidad: unos relatos manipulados sobre lo que está pasando, y otros sobre las razones, históricas o más recientes, que permiten justificar lo que se está haciendo.
Estamos viendo cómo ahora, por un gobierno de carácter no democrático, los informadores han sido amenazados o expulsados en función de sus supuestos prejuicios o de su no aceptada neutralidad
El objetivo de estos relatos es, sobre todo, producir una empatía emocional respecto de los que han tomado las decisiones que han originado el conflicto, y a la vez reclamar su apoyo para continuar la acción. Analizando estos relatos se puede ver que unos mismos hechos pueden estar explicados de formas muy diversas e incluso contradictorias, puesto que son el resultado de prescindir voluntariamente de una parte de la realidad o de convertir en realidad lo que es solamente uno de los posibles puntos de vista. Estas deformaciones dependen mucho de los intereses de los que las manipulan. En relación con los relatos históricos, no es ninguna novedad que, en mayor o menor grado, la historia siempre se ha explicado desde perspectivas diferentes y todo el mundo ha elegido la que más conviene a sus intereses o a sus emociones.
Pero respecto del relato de aquello que está pasando, la manipulación se hace mucho más difícil, puesto que existe la posibilidad de una observación directa. No se puede descartar que algunos medios de comunicación no siempre reflejan el conjunto de la realidad, pero es inaceptable que no se respete el derecho a la información y no sea permitida la presencia en el lugar de los hechos. Estamos viendo cómo ahora, por un gobierno de carácter no democrático, los informadores han sido, pura y simplemente, amenazados o expulsados en función de sus supuestos prejuicios o de su no aceptada neutralidad.
Creo que seguramente todas las partes, directamente o indirectamente implicadas en la guerra actual, han cometido errores en la utilización de armas y en la creación de relatos, y pueden tener que revisar sus comportamientos. Pero encuentro que la actuación del gobierno ruso es simplemente inaceptable, y, por lo tanto, condenable. Esto no quiere decir que se pueda extender este rechazo a todo el pueblo ruso.