Querría ser youtuber

Medios de comunicación de todo tipo no han dejado de poner últimamente el foco en la fuga de algunos youtubers –y al frente, uno de los más destacados de ellos, el conocido como El Rubius– a Andorra con el propósito de evitar, con esta marcha, la que consideran una asfixiante presión fiscal española.

Esto ha movido a las fácilmente irritables autoridades fiscales del país de salida a lanzar toda una serie de amenazas dirigidas a empujar, por todos los medios, a estas personas para considerarlas insolidarias ("Hacienda somos todos", resuena de fondos) e, incluso, de devolver a Andorra a la lista de paraísos fiscales, de la que ya fue excluida hace unos diez años.

En vez de reflejarse en Andorra que, con una imposición muy exigua, puede sobrevivir sin casi déficit fiscal y con un endeudamiento público y un gasto por habitante de menos de la mitad de España, sólo ven que en aquel país se pagan menos impuestos y que, por este motivo es atractivo –e inmoral– fijar la residencia.

De acuerdo con el paradigma socialdemócrata, un país con una recaudación tan baja no sólo está condenado al fracaso sino que lo más probable es que sus ciudadanos vivan como trogloditas, con un estado del bienestar miserable que compromete su salud y progreso.

"En vez de reflejarse en Andorra, las autoridades fiscales españolas sólo ven que en aquel país se pagan menos impuestos y que, por este motivo es atractivo –e inmoral– fijar la residencia"

Pero resulta que en el minúsculo país vecino, a pesar de su reducido presupuesto, cuenta con un gasto público por habitante en educación y sanidad superior a la de España, una esperanza de vida que supera en 6,5 años la de sus vecinos del sur y, por si esto no fuera suficiente, sin tener graves problemas de seguridad, como lo demuestra el hecho de que en 2019 no sufrió ningún homicidio.

En España, las personas que ganan mucho dinero, como es el caso de El Rubius, saben que pagar por el Impuesto sobre la Renta casi la mitad de sus ingresos no es suficiente (recordemos que en Andorra es, como máximo, del 10%), dado que como sujetos pasivos –una categoría esta que ya denota cierto desprecio– tendrán que soportar todo tipo de molestias e inconvenientes por parte de las ariscas autoridades fiscales españolas, como pueden ser la inseguridad jurídica –con continuos cambios legislativos o de criterio por parte de la Inspección o de los tribunales-, la falta de incentivos fiscales para estos tipos de rentas, la limitación de los gastos deducibles y las constantes inspecciones, para citar algunas.

En resumen, no tiene que sobtar que estos influencers, como tantos otros artistas y deportistas, busquen fijar su residencia en un país fiscalmente más amable y más cuando, si satisfacen los requisitos establecidos en la legislación aplicable, esto es indiscutiblemente legal. Una cuestión diferente sería que el cambio de residencia no fuera real o si no se ajustara al ordenamiento jurídico que, en este caso, no viene dado sólo por la ley interna española sino también por el Convenio de Doble Imposición entre España y Andorra.

"Las personas que ganan mucho dinero en España tendrán que soportar todo tipo de molestias e inconvenientes por parte de las ariscas autoridades fiscales españolas"

El hecho de ser jóvenes y no tener cargas familiares les permite cambiar de lugar de residencia sólo llevándose una mochila, un ordenador y su móvil, mientras desde el autobús (en Andorra no hay AVE) nos dejan un nuevo eslogan menos inclusivo que el original: "Hacienda sois todos".

En conclusión, la reacción de las autoridades españolas, y de determinados medios de comunicación, se sitúa más en el ámbito de aquello que es éticamente reprobable que en el marco, que tan a menudo nos aplican de forma inexorable a los contribuyentes, de lo que dice la letra y el espíritu de la ley.

Sí, ¡en mi próxima reencarnación me gustaría ser youtuber!

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