La clase inútil

El profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari, se pregunta en Homo Deus (Debate, 2016) ¿qué harán los humanos conscientes cuando tengamos algoritmos no conscientes y muy inteligentes capaces de hacer casi todo mejor? Harari despierta pasión y rechazo a partes iguales. Sin embargo sus reflexiones sobre lo que ocurrirá cuando toda una clase nueva y masiva no solo no esté desempleada sino que sea inempleable por la llegada de algoritmos a un sinfín de profesiones totalmente automatizables, no puede dejar a nadie indiferente.

El conocido informe The future of Employment de Carl Benditk y Michael A. Osborne, investigadores de Oxford, es de 2013. Y en solo en 13 años llegaremos al año 33, cuando los dos investigadores estimaron –apoyados por el algoritmo que crearon-  que el 47% de los puestos de trabajo en Estados Unidos correrán un riesgo elevado de quedar a cargo de un algoritmo informático.

Según este estudio, pocas profesiones de las que podemos citar de manera rápida se salvan de ser automatizadas (televendedores y agentes de seguros con un 99% de probabilidades; árbitros deportivos con un 98%, cajeros, chefs, camareros, procuradores, guías de viajes y un largo etcétera que pasa por camareros, carpinteros o socorristas, sin bajar ninguno del 67%). Una de las pocas profesiones que se salva, curiosamente, es la de los arqueólogos, ya que la probabilidad de que los algoritmos informáticos desplacen a los arqueólogos es de solo el 0,7 por ciento, porque su trabajo requiere tipos de reconocimiento de pautas muy refinados y no produce grandes beneficios. Harari vaticina con este dato en su mano que es improbable que las empresas y los gobiernos inviertan para automatizar la arqueología en los próximos 20 años.

"La probabilidad de que los algoritmos informáticos desplacen a los arqueólogos es de solo el 0,7%. Es improbable que las empresas y los gobiernos inviertan para automatizar la arqueología en los próximos 20 años"

Sin embargo los gobiernos sí están preocupados por formar a las generaciones futuras en competencias digitales y así lo vemos en las distintas iniciativas que se ponen en marcha como el Plan de Educación Digital para el periodo 2020-2025 que el Govern catalán anunció el pasado 12 de diciembre. Si la Comisión Europea dice que en los próximos años un 90% de los trabajos necesitarán habilidades digitales, hay que ponerse manos a la obra, sobre todo cuando solo un 66% de la población europea tiene estas competencias.

Més info: El Plan de Educación Digital de Sócrates

Mucho porcentaje me parece ese 66%, aunque no tengo dato para refutarlo. En 2019 he formado a más de 500 alumnos y alumnas y lo que sí puedo afirmar es que una representación muy baja de ese 66% de competentes digitales ha pasado por mis clases sobre habilidades digitales. He tenido médicos de atención primaria y especialistas de todo el territorio español, directores de banca, directivos de logística portuaria, ingenieros de automoción, propietarios de pymes, alumnos de distintas edades y con muy diverso background y sin embargo he detectado carencias muy básicas: al arrancar muchas de estas clases he tenido que explicar algo tan básico como la diferencia entre un navegador y un buscador. Obviamente están en clase para formarse y actualizarse en gestión de la información, comunicación digital, identidad digital, trabajo en red y otras competencias -que ya detectó Roca Salvatella en 2014 como básicas para cualquier profesional del siglo XXI que quiera  afrontar el proceso actual de transformación digital- pero creo que no estamos siendo conscientes de lo lejos que está un abultado número de  profesionales actuales de trabajar con un grado aceptable de digitalización.

"He detectado carencias muy básicas: al arrancar muchas de estas clases he tenido que explicar algo tan básico como la diferencia entre un navegador y un buscador"

La Administración se centra en formar a los más jóvenes, pero ¿qué ocurre con los profesionales en activo, al frente de oficinas bancarias, servicios médicos, departamentos de ingeniería, que aun creen que con su conocimiento y competencias pueden mantener su puesto de trabajo a salvo? Muchos de ellos pertenecen ya a la clase inútil porque en pocos años -2033 según Carl Benditk y Michael A. Osborne- ya no tendrán tiempo de actualizarse. Los algoritmos ya habrán ocupado su puesto.

O quizás no hay que irse a 2033. Xavier Ferràs explicaba esta misma semana que ya hace tiempo que en China existen centros de atención primaria totalmente robotizados, sin personal médico o que en el Reino Unido, Amazon se ha asociado al Sistema Nacional de Salud para hacer consultas médicas sencillas a través del dispositivo.

Més info: Doctor Amazon: hacia la medicina digital

Las Bigtech –con Amazon a la cabeza- no se van a esperar a 2033, no van a parar. La transformación digital no te va esperar, seas un médico reputado o una ingeniera. Este desafío digital es para todos, tanto para los gobiernos como para cada una de nosotras. Así que si no lo has hecho ya, pon en tus propósitos de año nuevo entrar, igualar o superar ese 66% de competentes digitales europeos.

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