Consumidor bipolar

Nuestro comportamiento como consumidores repite el carácter sociológico de nuestra sociedad. En alto grado está determinado por el hecho histórico de pasar de ser el "Imperio donde nunca se pone el sol" a la conmoción causada por la pérdida de Cuba y las Filipinas.

Somos bipolares en la capacidad de combinar el low coste y el lujo. La penetración de la smartphone a nuestro mercado es de las más altas del mundo, incluido en el segmento de alta gama. Incluso durante el más profundo de la reciente crisis. Somos bipolares en la defensa del comercio local y la aceptación del extranjero: su rapidez en su penetración a nuestros mercados, llegando en muchos casos a lograr posiciones de facto dominantes, no es fácil de encontrar en países de nuestro entorno.

"Somos bipolares en la defensa del comercio local y la aceptación del extranjero"

Cierto que hay verdades, mentiras y estadísticas; pero el seguimiento de la evolución del Índice de Sentimiento del Consumidor (SALGO) es clarificador: no tanto por la certeza de los datos como por la evolución tendencial y comparativa. Los datos concretos se pueden consultar al ICO hasta el 2004, y al CIS con posterioridad. El junio de 1992 el nivel era uno de los más altos del mundo. Después de las fiestas Olímpica y de la Expo, uno de los más bajos. Pero el más significativo es que establecimos un recuerdo en la velocidad de caída (15 puntos).

Ya entrados en el siglo XXI de nuevo logramos los más altos niveles de optimismo que se ve reflejada en la burbuja inmobiliaria y en el alto porcentaje de vehículos de alta gama que son incorporados en nuestro parque de automóviles. Al estallar la crisis, el nuestro SALGO madriguera más y con más rapidez que a la media europea (42 puntos ante 13). Llegamos a estar de forma continuada por debajo de, por ejemplo, Portugal, que sufre una recesión e intervención más fuerte que las nuestras. Logra su mínimo el diciembre de 2012 con 44,3 puntos y de repente en el año 2014 año efectuamos una recuperación sin precedentes y pasamos a ser el país más optimista de Europa.

"Los europeos cuando va bien son menos optimistas que nosotros, y cuando va mal, son menos pesimistas"

El marzo del 2014 lo SALGO supera los 100 puntos por primera vez al siglo XXI. Llega a 108,8 puntos el agosto de 2017 y se sitúa a 107,0 el junio de este año. Es cierto que lo SALGO medida una percepción subjetiva del futuro hacia el pasado; pero los consumidores del resto de países europeos son más centrados y establos: cuando va bien son menos optimistas que nosotros, y cuando va mal, son menos pesimistas. Y esta centralidad es buena por los negocios, sobre todo en el caso del retail, que es intensivo en mano de obra, dado que nuestra legislación laboral es poco flexible para permitir la rápida adaptación de las empresas al entorno.

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