Múltiples investigaciones han demostrado que las empresas que tienen buenos valores consiguen más satisfacción, compromiso y rendimiento financiero. Rubíes (2015), por ejemplo, evalúa 52 estudios sobre el tema y concluye que las empresas que apuestan por la responsabilidad social corporativa consiguen mejor rendimiento financiero. Los valores son creencias que unen y guían la conducta de cualquier persona en una empresa.
Una forma de visualizar que se tienen valores sólidos es cuando estos persisten en la empresa, aunque se produzcan cambios en la composición del equipo.
Entre los valores que encontramos más frecuentemente en las organizaciones de éxito podemos destacar los siguientes:
- Excelencia y pasión por el trabajo muy hecho
- Servicio y satisfacción de los clientes, tanto clientes externos como clientes internos (que son otros departamentos de la misma empresa).
- Adaptación al cambio.
- Eficiencia y rentabilidad
- Compromiso y apuesta por las personas
- El respeto por la diferencia
- Trabajo en equipo
- Meritocràcia: la retribución y la promoción se basa en el talento
- Igualdad de género
- Humildad (es el contrario de la arrogancia)
- Ética y transparencia
- Responsabilidad social corporativa
- Sostenibilidad
- Crecimiento: ambición de conseguir aumentar las ventas, exportación, países donde se tiene presencia, beneficio, ocupación, inversiones.
Aparte de estos valores, en empresas familiares también encontramos valores como la familia, la tradición y la visión a largo plazo. Y más recientemente, en empresas innovadoras hay otros valores como la creatividad, la innovación, el humor o el equilibrio entre vida profesional y familiar.
A menudo hay empresas que presumen de determinados valores que realmente no tienen. Por eso, conviene comprobar si realmente aplican los valores que dicen. Por ejemplo, podemos verificar que los sistemas de incentivos son coherentes con los valores. Si los incentivos son solamente por méritos individuales, quiere decir que el valor del trabajo en equipo no se promueve realmente. Si se presume del valor de la apuesta por las personas, quiere decir que los trabajadores tienen plan de carrera y que cuando surgen problemas es más importante buscar las soluciones y aprender de los errores que buscar los culpables. Y si la RSC es un valor, hace falta que se revierta a la sociedad una parte del beneficio obtenido.
En definitiva, hay que comprobar que nuestra organización disponga de buenos valores. Y hay que asegurar que se va más allá de la mera declaración de buenas intenciones y los valores inspiran realmente todas las actuaciones de la organización.
Una forma de visualizar que se tienen valores sólidos es cuando estos persisten en la empresa, aunque se produzcan cambios en la composición del equipo.
Entre los valores que encontramos más frecuentemente en las organizaciones de éxito podemos destacar los siguientes:
- Excelencia y pasión por el trabajo muy hecho
- Servicio y satisfacción de los clientes, tanto clientes externos como clientes internos (que son otros departamentos de la misma empresa).
- Adaptación al cambio.
- Eficiencia y rentabilidad
- Compromiso y apuesta por las personas
- El respeto por la diferencia
- Trabajo en equipo
- Meritocràcia: la retribución y la promoción se basa en el talento
- Igualdad de género
- Humildad (es el contrario de la arrogancia)
- Ética y transparencia
- Responsabilidad social corporativa
- Sostenibilidad
- Crecimiento: ambición de conseguir aumentar las ventas, exportación, países donde se tiene presencia, beneficio, ocupación, inversiones.
Aparte de estos valores, en empresas familiares también encontramos valores como la familia, la tradición y la visión a largo plazo. Y más recientemente, en empresas innovadoras hay otros valores como la creatividad, la innovación, el humor o el equilibrio entre vida profesional y familiar.
A menudo hay empresas que presumen de determinados valores que realmente no tienen. Por eso, conviene comprobar si realmente aplican los valores que dicen. Por ejemplo, podemos verificar que los sistemas de incentivos son coherentes con los valores. Si los incentivos son solamente por méritos individuales, quiere decir que el valor del trabajo en equipo no se promueve realmente. Si se presume del valor de la apuesta por las personas, quiere decir que los trabajadores tienen plan de carrera y que cuando surgen problemas es más importante buscar las soluciones y aprender de los errores que buscar los culpables. Y si la RSC es un valor, hace falta que se revierta a la sociedad una parte del beneficio obtenido.
En definitiva, hay que comprobar que nuestra organización disponga de buenos valores. Y hay que asegurar que se va más allá de la mera declaración de buenas intenciones y los valores inspiran realmente todas las actuaciones de la organización.
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