Davos: revoluciones y refugiados digitales

Como cada año, y desde ya hace 47, los miembros del Foro Económico Mundial (WEF) se encuentran a Davos. 3.000 asistentes del mundo de la empresa, las finanzas, la política, la academia y el arte se reúnen durante una semana a la ciudad más alta de Europa para arreglar el mundo. Pero este año hace más frío, a Davos y en el mundo en general.

La primera pista que este año sería diferente la tuve a la sesión de bienvenida que el profesor Klaus Schwab, el presidente ejecutivo del WEF —en catalán, el amo— nos hizo a los asesores externos del Foro. Saltándose toda norma de códigos de vestir de la organización no traía corbata. Y no sólo esto.

El profesor de 78 años, que en general tiene aquel ademán majestàtic del Baden-Wurttemberg, se movía por el escenario y gesticulaba cómo si extendido presentando el último modelo de iPhone. Incluso empezó con un par de preguntas a la audiencia que respondimos a mano levantada.

El tema de este año es el liderazgo responsiu y responsable que en un clima de antiglobalización y populismos es más necesario que nunca (Trump y el Brexit salen a cada sesión, Puigdemont de momento, no).

Cómo pueden los líderes de hoy responder (ser responsius) a la frustración de la gente que el capitalismo global deja de banda? Cómo pueden encontrar soluciones justas y sostenibles (responsables)? Cómo puede ayudar la 4a revolución industrial?

En palabras del profesor: "El mundo cambia a una velocidad nunca ver. En este punto de inflexión nuestros conceptos tradicionales de sociedad, de trabajo justo y de nación-sido están amenazados y muchos, con toda la razón, se sentirán inseguros o incluso amenazados."

Continuó hablando de inclusión social, de la necesidad de reparar el sistema capitalista, de como la economía basada en el beneficio dejaba ganadores y perdedores, de proyectos sociales, de la crisis de los refugiados y de la necesidad de replantear la globalización a la cual oponía la humanización. Llegó un punto que no sabía si era al Foro Económico Mundial o a una asamblea de la CUP.

Nos encontramos en medio de la 4en revolución industrial —vapor, electricidad y electrónica, las anteriores— de una escalera, alcance y complejidad que nunca antes no ha experimentado la humanidad y que desconocemos las consecuencias. Las tendencias que estamos viendo son las de la convergencia de tecnologías como la digitalización de la información, la Internet de las Cosas y la biotecnología; el mundo que nos configura tiene muchos números que sea una mezcla de bits, objetos físicos y vida.

Y este golpe la revolución no será lineal como las anteriores, sino que será exponencial. Alguien se pensaba hace cinco años que vería coches sin conductor o que podría hablar con el móvil para reservar mesa al restaurante? (Bonus: Airbus ha anunciado un prototipo de coche volador por el año que viene). El incremento exponencial en la capacidad de computación (más ordenadores y más potentes) guía esta 4a revolución.

Y cómo que un grande poder comporta una gran responsabilidad, esto lo tenemos que hacer bien. El gran reto es si seremos capaces de socializar el bienestar que esta 4a revolución nos traerá, si no lo hacemos bien las diferencias aumentarán también exponencialmente. Quién tenga acceso a las ventajas de la Inteligencia Artificial, la robotització o la biotecnología disfrutará de unos privilegios que el resto no tendrá y el 1% será todavía más pequeño. Si no lo hacemos bien, entonces tendremos que empezar a hablar, también, de refugiados digitales.

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