Por primera vez celebramos en Catalunya el Día del Empresario, este 27 de junio, y nos sumamos así a la fecha que estableció la ONU para este reconocimiento. La iniciativa ha contado con el apoyo de los grupos parlamentarios y del Govern, por lo que quiero darles las gracias por haber convertido en realidad una antigua aspiración que el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, comenzó a plantear cuatro años atrás con su junta directiva.
Y ¿por qué un Día del Empresario? Para lograr la consideración de la Sociedad hacia una función que tanto ayuda a la cohesión social como generadora de empleo, que es un rol central para el ser humano. El empleo nos ayuda a satisfacer las necesidades físicas y las psicológicas, a sentirnos útiles e integrados en un equipo, a marcarnos objetivos y a superar los problemas.
Ser empresario es ser consciente de que los problemas se concatenan y de que nuestra función es buscar cómo resolverlos con creatividad e innovación
Y es que la superación de los problemas resulta el reto principal de la actividad empresarial porque nunca faltan y exigen creatividad e innovación continuas para salvarlos. Y lo digo también como miembro de una familia de empresarios que dirige su propia compañía, Costa Brava Mediterranean Foods, una empresa de alimentación que nació hace más de medio siglo en Girona y ha ido creciendo pese las crisis económicas, las crisis sanitarias como el Covid, las guerras que impactan en los suministros, como la de Ucrania, o las tasas de inflación desbocadas, como actualmente sucede.
Hoy nuestra empresa está liderada por la segunda generación de la familia y cuenta con 15 plantas de producción en Girona y Valencia. Y su vitalidad y su permanencia en el tiempo le viene de su preocupación por servir al consumidor y conseguir su confianza, y les explico los dos últimos ejemplos que hemos vivido recientemente.
Durante la pandemia nos declararon sector esencial y todo nuestro equipo cumplió con su deber para que los alimentos llegaran a la mesa de las familias. El sector de alimentación se reinventó, permaneció en su puesto de trabajo sin dar un paso atrás y la sociedad nos felicitó por ello.
Ahora la situación -y el problema- ha cambiado y es la elevada inflación. En el sector alimentario nos esforzamos en ser eficientes, contener precios y estrechar márgenes para tratar de absorber los elevados costes y favorecer la cohesión social. Pero ante una situación límite el sector reclama medidas creativas a la Administración pensando también en el consumidor. Por ejemplo, ser considerado de nuevo sector esencial para rebajar o suprimir el IVA de los alimentos básicos, aunque sea temporalmente. O, por ejemplo, evitar imponer más carga fiscal a las empresas y que éstas se vean obligadas a repercutirla en el consumidor.
Esto es ser empresario, ser consciente de que los problemas se concatenan y de que nuestra función es buscar cómo resolverlos con creatividad e innovación, pensando en el consumidor y generando cohesión social. Y estos son nuestros valores, los que queremos trasladar a la Sociedad con la celebración del Día del Empresario. Por eso lo impulsamos, porque es un magnífico modo de difundir lo que pensamos y de generar nuevas vocaciones que sean capaces de extender estos valores.