La importancia de una D

En el libro Bold: How to Go Big, Create Wealth and Impact the World (Atrevido: cómo ser grande, crear riqueza y tener un impacto en el mundo) el controvertido Peter Diamandis y Steven Kotler —futuristas— exploran el impacto de las tecnologías exponenciales en el futuro de la humanidad. Su tesis es que con más ordenadores, más potentes y más conectados, el cambio ya no es lineal sino que es exponencial. Innova, fracasa rápido, aprende… y vuelve a empezar; ideas que gurús de todo tipo han repetido hasta la extenuación y que, si son ciertas, nos están llevando muchos dolores de cabeza.

En el libro salen las que se conocen como las famosas "6 D de Diamandis":

  1. Digitalizado: todo aquello que se digitaliza está sometido al crecimiento exponencial que vemos en los ordenadores. La información digital se comparte y distribuye a la velocidad de internet.
  2. Engañoso (en inglés deceptive): cuando algo se digitaliza, su periodo inicial es engañoso puesto que para valores pequeños las curvas exponenciales parecen lineales.
  3. Rupturista (en inglés disruptive): el mercado actual de un producto es irrumpido por el nuevo mercado que crea la nueva tecnología exponencial, porque las tecnologías digitales son más eficientes y más baratas.
  4. Desmonetización: poco a poco el dinero se aparta de la ecuación, la tecnología se hace cada vez más barata hasta el punto de llegar a ser gratis.
  5. Desmaterialización: los aparatos físicos desaparecen de la ecuación. Tecnologías que hasta ahora eran aparatosas y costosas —cámara, GPS, vídeo, mapas— se convierten en softwares que llevamos en el móvil.
  6. Democratización: una vez que una tecnología se digitaliza es accesible para un número más grande de personas. Las tecnologías potentes ya no son solo para gobiernos, grandes empresas o poderosos.

Estoy convencido que a medida que ibais leyendo las D, ibais asintiendo con la cabeza, admirando la simplicidad del razonamiento, las dotes de observación empírica de los autores e incluso la belleza plástica de usar argumentos que empiecen en D (en inglés). Pero también estoy convencido de que la última D, concretamente la última frase, os ha sonado como un golpe de aguja en el tocadiscos. Qué gran colofón si fuera cierto.

Lejos de repartir poder, la digitalización lo ha concentrado

Digo que la sexta D rasca porque, lejos de repartir poder, la digitalización lo ha concentrado. Cuando un producto o servicio se digitaliza, o en general se serializa, hay dos fuerzas que actúan: la globalización y la concentración. Fijémonos en el mapa operístico italiano de principios del siglo XX.

Cada comarca tenía su star-system de cantantes de ópera. Sin duda eran los mejores que nunca nadie había escuchado (era un mercado local). Se ganaban razonablemente bien la vida y todo lo que ganaban lo gastaban en la comarca. Pero, lástima, este panorama bucólico de cantantes de kilómetro cero se deshizo como un terrón de azúcar con la llegada de una nueva tecnología: la grabación fonográfica.

Quién escuchaba en el gramófono del ateneo del pueblo las voces de Enrico Caruso o de Amelita Galli-Curci se daba cuenta de que su cantante local ya no era el mejor del mundo. Si además hacía cuatro números también se daba cuenta que por el precio de un concierto del tenor de la comarca se podía comprar un disco del mejor tenor del mundo y escucharlo cómodamente en casa tantas veces como quisiera. Miles de cantantes tuvieron que ir a hacer de camareros y los beneficios se concentraron en las estrellas globales y sus discográficas.

El libro de Diamandis y Kotke se publicó en el 2015 y ha envejecido mal por culpa de una D. Todavía ha envejecido peor el anterior título de Diamandis que lleva por título: Abundance: The Future Is Better Than You Think (Abundancia: el futuro es mejor de lo que te piensas).

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