Este rincón empieza con voluntad de darte cuatro nombres, cuatro datos que te ayuden a pensar y repensar. Datos en clave femenina y con toda la intención por tener nombres de mujeres cuando queramos citar, argumentar e incluso justificar (de justicia) un hecho. Pensar es un verbo activo de movimiento, de profundidad, de excavar más aún en lo que sabemos y queremos saber, porque no lo sabemos todo. Pensar es un acto íntimo personal intransferible. Es un verbo del que no podemos huir, pero podemos dirigir. Saber pensar es saber entender y argumentar, es en definitiva ser más tolerante y probablemente sufrir menos y quizás, sólo quizás, ser más feliz.
Pensar es intentar hablar de lo que no se habla.
Pero, si pensamos, invitamos a un acto colectivo, a un verbo que necesita más voces, más pensamientos, más mentes, más seres para poder juntos y juntas remirar, repensar, reconsiderar lo que hasta ese momento había sido.
Repensamos cuando cambiamos los argumentos, tenemos nuevas voces, nuevos datos, nuevas autoras que refuercen lo que queremos, lo que nos explica lo que nos motiva.
Pensar es de arriba a abajo, repensar es hacia delante.