Es posible hablar catalán sin palabras catalanas? La invasión sutil

La producción de nuevo conocimiento ha aumentado los últimos años de manera exponencial: si en 50 se estima que el conocimiento se duplicaba cada 25 años y en 1975 lo hacía cada 12 años, actualmente parece que hacen falta menos de dos años para hacerlo. Y con la llegada de la internet de las cosas no es osado pensar que se puede llegar a doblar diariamente el conocimiento existente.

Todos estos nuevos conceptos, que brotan constantemente, acontecen corpóreos por medio del lenguaje, por medio de termas que, como es lógico, crecen también de una manera vertiginosa. Desgraciadamente para la diversidad lingüística, la mayoría de estos conceptos se acuñan en inglés, la lengua franca actual, a pesar de que sus creadores no la tengan como lengua materna, porque sí que la tienen como lengua de trabajo.

Un porcentaje reducido de estos nuevos conceptos hace fortuna, se estabiliza y acaba siendo conocido por un colectivo amplio de un sector determinado y, a veces, emerge hasta el conocimiento general. Estos conceptos, pero, mantienen su vestido inglés, a pesar de que ahora sus usuarios los utilicen en otra lengua. En este momento se plantea el dilema de si hace falta que en estas nuevas latitudes el concepto siga trayendo jersey de manga larga y paraguas o bien puede ir más cómodo con ojeras de solo y sandalias. Es cierto que todo el mundo lo ha visto siempre vestido así (el uso fijado, decimos), tanto aquí como en los otros países (el que se denomina la comprensión interlingüística), pero es difícil acostumbrarse a ver alguien guarnido de este modo en medio de nuestros calores estivales (es decir, con un significado y a menudo una grafía y una pronunciación extraños en nuestra lengua). Quién sabe si no hacer nada es el inicio de una sustitución lingüística por arriba –empezando por la terminología de vanguardia–, cautelosa, pero imparable. En algunos ámbitos empiezan a ser habituales frases como esta: "el start-up ha montado unos workshops con elevator pitchs para encontrar sponsorships". Sintácticamente impecable, pero con léxico absolutamente foráneo. A veces, el préstamo cambia los zapatos por sandalias, pero se deja los calcetines puestos. Sería el caso de termas como rebotar (para reiniciar) o abstracto (para resumen). Y no se sabe si es peor el remedio que la enfermedad.

Hace treinta años el gobierno catalán y el Instituto de Estudios Catalanes, nuestra academia de la lengua, vieron claro que era demasiado arriesgado abandonar el catalán científico y técnico a su suerte en esta lucha desigual contra el inglés y el castellano, después de cuarenta años de haber sido arrinconado a usos prácticamente clandestinos, y crearon el Centro de Terminología TERMCAT, para dar continuidad y reforzar el extraordinario trabajo hecho por grupos de expertos militantes y, singularmente, por Enciclopèdia Catalana, durante todos aquellos años. En este tiempo desde el TERMCAT se han publicado más de 600 diccionarios, se han atendido más de 200.000 consultas terminológicas y se han propuesto denominaciones catalanas para más de 8.000 neologismos.

Esta sección que hoy se inicia quiere dar a conocer este trabajo terminológico, reflexionar sobre la conexión entre el lenguaje y nuestro día a día laboral y dar respuestas a todos aquellos que, ante ciertas expresiones, nos preguntamos si son adecuadas en catalán y si habría alguna otra manera de decir el mismo, más entendedora.

Nuestro deseo sería que estos textos contribuyeran a hacer el catalán una lengua más fuerte y, incluso, que alguno de sus lectores, creador o primero difusor de un concepto en catalán, pensara a hacerle ya de entrada un vestido a medida para lucirlo con orgullo en cualquier ocasión. Y de seguro que una frase como "la empresa emergente ha montado unos talleres con micropresentacions para encontrar patrocinadores" ya surgiría con naturalidad a nuestras conversaciones. Si no, quizás un día nos encontramos que estamos hablando en catalán sin léxico catalán.
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