El estado del bienestar, el verdadero, tiene límites

Recuerdo que en una ocasión que hablaba con el consejero de salud de la época le manifesté mi sorpresa por el hecho de que se enviara un recordatorio al paciente diciéndole que al día siguiente tenía visita y que, sobre todo, no se olvidara. Es decir, no solo se acordaban las visitas para una hora determinada -hecho que es un progreso significativo para evitar colas- sino que, además, se requería avisar. Y el consejero me dijo que la medida tenía sentido, ya que había una cantidad significativa de gente que no se presentaba a la visita previamente concertada. Me pareció inconcebible. Ahora leo que el primer ministro francés ha propuesto una medida que yo, en su día, le propuse al consejero del que les hablaba. "¡Aplicaría una multa al que no se presentara!". El primer ministro de Francia propone entre 5 y 10 euros de multa, si no me equivoco.

La verdad es que tengo la sensación de que estamos creando un estado del bienestar de feria. Es lo que yo denomino "brasilización". Como he vivido en Brasil, lo puedo explicar. Se trata de educar a la población entera en hábitos fáciles. Podríamos decir que se malcría a la población. Se la educa en tener todos los derechos, pero ningún derecho cubre aspectos profundos, todos son superficiales. Recuerdo, a modo de anécdota, las demandas que determinados clubes de fútbol brasileños recibían porque al cliente en cuestión se le había asignado un asiento donde daba el sol. Estas demandas entraban en un circuito administrativo judicial del país, que duraba años -la justicia allí es una porquería, mucho más grande que la nuestra, claro está-. La historia nunca terminaba. Unos gastos inútiles por un derecho que no debería existir.

"Tengo la sensación de que estamos creando un estado de bienestar de feria. Es lo que yo denomino 'brasilización'"

Pues bien, en cuanto a la sanidad estamos jugando con fuego. Se está degradando el sistema -es evidente- pero todo el mundo tiene unos derechos de feria: por ejemplo, al hecho de que te avisen que mañana tienes visita. Es decir, se cumple la expresión "¡pobres, pero alegres!".

Més info: Aplaudiendo nos quedamos tranquilos

Seamos serios. La sanidad va corta de recursos. Tenemos médicos de los cuales no tenemos certeza de que estén preparados -hablo de los extranjeros que no han seguido el plan de educación español, los famosos "MIR"-. Y esto nos pasa porque se les paga mal y los médicos catalanes -que cuesta una fortuna formar, y a ellos un esfuerzo enorme- se marchan al extranjero, si pueden. Lo mismo sucede con las enfermeras. Pero nadie se plantea dos hechos fundamentales en la buena administración: suprimir actividades superficiales, aplicar multas cuando sea necesario, y buscar financiamiento.

Ya que les hablaba de Francia, les tengo que decir que la mayoría de los países de la Unión Europea practican el copago, sistema estigmatizado en España y, sobre todo, en Catalunya. Nuestras autoridades han decidido que, en nombre del populismo, es mejor un servicio deficiente y gratuito que uno de bueno que, pongamos por caso, te cueste tres euros por visita (crónicos excluidos). No. Hace más progresista aplaudir desde el balcón mientras los profesionales malviven o se marchan aburridos del país y de la gente que lo apoya.

"En nombre del populismo, es mejor un servicio malo y gratuito que uno bueno que, pongamos por caso, te cueste tres euros por visita"

Da miedo observar la gran inconsciencia que significa actuar como lo hacemos. Es el mejor camino para acabar con el estado del bienestar. Para convertirlo todo en una especie de Brasil, donde los desprotegidos tienen la sensación de disfrutar de todos los derechos mientras el día a día los maltrata con todos los medios.

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