Una visión estratégica del país

El Govern de la Generalitat ha impulsado el establecimiento de una mesa con participación social para trazar la hoja de ruta para la reactivación económica y la protección social. Ésta, a modo de brújula, trabajará en corto y largo plazo en aspectos relativos a la administración local, la protección social, el apoyo a las empresas, la investigación, el desarrollo digital y la agenda verde.

Desde la plataforma FEMvallès consideramos que la mesa puede ser un buen instrumento para definir un nuevo equilibrio territorial entre la costa y el interior, y entre la actividad turística y la actividad productiva. En el caso del sector del turismo habrá que atender las urgencias sociales y su reconversión viable. En el caso de la actividad productiva habrá que asentar mejor la capacidad de producir y atender a la periferia metropolitana de Martorell en Granollers, como también en el interior dejado del país, del cual se ignora su potencia: Ripollès, Segarra, Estany, Selva, Camp, y una larga lista de territorios con un potencial productivo ignorado hasta el momento.

Ambos hechos no se podrán atender sin una visión conjunta y articulada como sociedad. El reto es estratégico, no coyuntural, porque los caminos que se tracen, por más que parezcan inmediatos o urgentes, dejarán una impronta de reordenación completa.

Por lo tanto, planteamos los retos pendientes de Catalunya en términos de una integración real del conjunto, de la relación entre Barcelona y la presencia global en el mundo con la reestructuración interior y su vínculo con la capital. Hablamos de país con capital, no de periferia de la capital porque tenemos que poder soldar la integración de los dos mundos, el de la presencia global y el local, estableciendo el papel de la economía y la producción.

"Desde FEMVallès planteamos los retos pendientes de Catalunya en términos de una integración real del conjunto, de la relación entre Barcelona y la presencia global en el mundo"

Es hora de poner fin a la autista governanza metropolitana de Barcelona, porque se impone la necesidad de una visión regional completa de Barcelona, a la vez articulada con el conjunto del territorio. "El ahora no toca" que hace diez años que escuchamos como respuesta a nuestras peticiones desde el Vallès, ya es del todo inaceptable.

Por ejemplo, si los servicios de sanidad han sido la punta del iceberg de la crisis actual, en términos estructurales podemos decir que el 93% de los presupuestos de los organismos con participación pública (2020) en investigación biomédica se hacen dentro del Barcelonès, por un 7% en todo el resto del país. Nos hace falta una visión más amplia de Catalunya.

Hay que descentralizar muchas actividades que sólo radican en el Barcelonès para llevarlas a la región metropolitana y al conjunto de Catalunya. Los organismos de la Generalitat tienen que hacerse presentes en el territorio en todo el gasto  -investigación e innovación-, sobre todo los aspectos con vínculo productivo, porque la industria está por todas partes, y se tienen que repartir sus sedes de forma más descentralizada, hoy acumuladas en la capital. Por más que el viejo tópico nos diga que la Generalitat no se ocupa de la capital, este es un engaño caducado. Somos un país cojo, con una capital global y un restante territorio desatendido. Tenemos una capital dopada de recursos públicos y una periferia que sufre la infrafinanciación de la Generalitat.

"Somos un país cojo, con una capital global y un restante territorio desatendido"

Hace falta una governanza desdeabajo hacia arriba, basándonos en los municipios y constituyendo los organismos superiores de forma regular y con subsidiariedad. Catalunya no puede seguir siendo un cuerpo caótico, suma de diputaciones provinciales, consejos comarcales y la excepción metropolitana de Barcelona. La modernización no será solamente telemática, sino que tiene que ser organizativa.

Hace falta una visión de las inversiones en la cual Catalunya no quede se quede de brazos cruzados por las deudas históricas del ministerio, sino que ésta asuma un plan razonable, austero y rentable de las obras necesarias. Pero, la primera obligación es nuestra, la de definir un plan sensato. Y su gestión tendrá que ser consorciada con el Estado, y hará falta que, en el caso del Vallès, como en otros periferias, ponga en orden el histórico abandono sufrido.

Pongamos sobre la mesa: la governanza metropolitana del Vallès, su ordenación industrial, la mejora de la movilidad (carece incluso de autobuses), la mejora de la urbanización y las infraestructuras (telemáticas, entre otros), la formación profesional dual y el refuerzo de la innovación productiva. Y lo hacemos, no solamente en términos de Vallès sino en orden a un nuevo umbral de Catalunya. Reclamemos en todo el mundo político, una vez más, la atención que ha sido demorada a la ciudadanía y al tejido empresarial.

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