2021, el año de la recuperación

A punto de acabar el año, este 2020 todavía nos está dando malas noticias. El pasado 27 de noviembre se publicaron, puntuales como siempre, las estadísticas anuales de innovación del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al 2019. La economía española, y la catalana, siguen instaladas en la parálisis innovadora. La primera incrementa un ridículo 0,01% sobre PIB su inversión en I+D; y la segunda ni siquiera eso. España invierte un 1,25% de su PIB en I+D, y Catalunya, un 1,52. Lejos, muy lejos de los líderes (Israel, 4,9%; Corea del Sur, 4,5%; Suecia, 3,3% o Alemania, 3,1%). Estamos en cifras de 2007. Al ritmo que evolucionamos, Catalunya necesitaría 150 años para tener la intensidad tecnológica de la economía alemana.

En la gráfica podemos ver la evolución de la innovación los últimos 20 años. Hasta 2009, la economía española y la catalana crecían en I+D más rápidamente que la alemana, en un proceso de convergencia hacia Europa. Desde 2009 se produce un cambio de tendencia muy acusado: Alemania se dispara, mientras que España y Catalunya se desacoplan de la dinámica internacional. De hecho, en los dos casos, se prioriza el mantenimiento de la política pública en ciencia pero se eliminan los instrumentos de apoyo a la I+D industrial.

graficaFerras Se confía en que el mercado, solo, hará investigación. Conclusión: el coche de la innovación está gripado, sobrecalentado de talento sin oportunidades, y sin avanzar. El mismo día que sabíamos que Polonia y Grecia superan ya en I+D/PIB en España, y que Portugal consolida su ventaja (pronto superarán en Catalunya), el Ministerio de Ciencia nos decía que "España aumenta su presencia en la producción científica mundial de excelencia: el 17% de las publicaciones científicas españolas están entre las más citadas del mundo, al nivel de Francia o Alemania". Ciencia que no sale del laboratorio, no fluye en la economía y no genera prosperidad. Seguimos sin convertir el conocimiento en crecimiento. Hoy, hay un flujo de deslocalización de empresas catalanas en Alemania, donde encuentran un entorno tecnológico conectado en los centros de conocimiento y un ambiente pro-business y pro-tecnología que se echa de menos aquí. No en vano, Telsa elige Berlin por su Gigafactoria europea. No en vano, el Norte europeo está lleno de jóvenes talentos locales que no han encontrado lugar en nuestro sistema productivo y generan valor en otros ecosistemas innovadores.
 
"Hay un flujo de deslocalización de empresas catalanas en Alemania, donde encuentran un entorno tecnológico conectado en los centros de conocimiento y un ambiente 'pro-business' y pro-tecnología que se echa de menos aquí"

A pesar de todo, no quiero acabar el año con un mensaje negativo. Pienso que 2021 será un año de fuerte recuperación. Se dan muchas condiciones: parece que la anhelada vacuna está ya a las puertas. La elección de en Biden como nuevo presidente norteamericano puede recomponer las relaciones internacionales, y establecer nuevas alianzas estratégicas con Europa para hacer frente, conjuntamente, en la competición china. Europa parece haber tomado nota de la lección. Los líderes europeos han probado el vértigo de sentirse sin el espaldarazo americano durante los años de Trump, y se han visto solos, desnudos y descoordinados durante la pandemia.

Europa se ha mirado en el espejo y no se ha gustado. Suenan los tambores de una política industrial europea renovada, orientada a la digitalización y a la transformación productiva mediante la I+D industrial, en un mundo lanzado a la competición tecnológica acelerada. Venden años de fuertes inversiones público-privadas, en medio de una carrera por la supremacía tecnológica global, donde China jugará cartas de magnitudes desconocidas. Corren aires de urgencia en la integración europea y en la recomposición de su competitividad a escala continental. Los fondos europeos Next Generation EU tienen esta finalidad: convertir el continente en un espacio de Industria 4.0, competitividad y prosperidad capaz de estar a la altura americana o china. Los nuevos Presupuestos Generales del Estado contemplan incrementos significativos de las partidas de apoyo a la I+D. Son buenas noticias.

Catalunya tiene que decidir donde se ubica: entre los líderes generadores de tecnología, exportadores y creadores de ocupación estable y de calidad; o entre los seguidores precarios, dependientes tecnológicamente, y exportadores de talento y conocimiento a otros ecosistemas innovadores. Esperemos estar a la altura de este dilema estratégico, y reorientar las políticas y las prioridades para sumarnos a los signos de los nuevos tiempos que vienen.

Mientras, muy felices Navidades y muy feliz 2021.

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