Empresa, cultura y sociedad digital

El futuro no está escrito, así que vayamos a por él

12 de Abril de 2023
Genís Roca

Hoy os quiero proponer un ejercicio, mirando hacia atrás para después intentar mirar hacia adelante a ver qué os sale. Muy probablemente a cada cual le saldrá algo diferente, y eso está bien porqué en contra de lo que se dice el futuro no está escrito ni tiene certezas.

 

Mirando hacia atrás vemos un montón de cosas que formaban parte de nuestra normalidad, pero hoy ya han desaparecido. Pongamos algunos ejemplos: los teléfonos eran fijos. Llamábamos a las casas y no a las personas, y la compañía nos enviaba a cada uno un tocho con centenares de páginas donde salían el nombre, la dirección y el número de teléfono de todo el mundo, todo el mundo, toda la gente y todas las empresas, ordenadas por pueblos y alfabéticamente. Se fumaba en los espacios públicos, no sólo en los bares sino también los maestros en las escuelas y los médicos en las consultas. Había tiendas de música donde comprábamos discos. Con eso y lo que sonaba en la radio grabábamos cintas de casset para la gente que amábamos. Enviábamos y recibíamos cartas personales por correo postal, a menudo escritas a mano. Y en verano, postales de los lugares a los que íbamos de vacaciones. Al ir de viaje, dudábamos sobre si tirar fotos o diapositivas. Llevábamos mapas en papel en el coche, y los consultábamos para averiguar cómo ir a los sitios. Utilizábamos máquinas de escribir. Si queríamos una copia del documento poníamos papel carbón, y si nos equivocábamos lo corregíamos con Tippex. Comprábamos periódicos en papel. Y los leíamos. Veíamos la televisión en blanco y negro. Y los pequeños hacíamos de mando a distancia: enciende el televisor, cambia el canal, baja el volumen…

Seguro que hay muchas más. ¿Cuáles has echado en falta? Hay algunas que cuesta creer que fuesen normales, y otras que cuesta creer que ya no sean normales. Pero de una manera u otra, son pasado. Es la evidencia de que las cosas se mueven, de que las cosas cambian.

 

Ahora imaginemos cosas que hoy son obvias y razonablemente normales pero que más pronto que tarde podrían dejar de ser habituales. No es la lista de cosas que deseáis que se acaben, sino la lista de cosas que podrían dejar de pasar sin que importe vuestra opinión. Pongamos algunos ejemplos: poner la tele a ver qué hacen. Notar que llega el invierno. Tener coche en propiedad. Utilizar dinero en efectivo. Escribir a mano. Leer una noticia y tener opinión, o intuición, sobre si es cierta o inventada. Utilizar combustibles fósiles.

Y finalmente, ¿qué cosas hoy imposibles crees que serán normales en el futuro? ¿Vivir más de cien años? ¿Teletransportarse? ¿Colonizar otros planetas? ¿No tener que trabajar porque ya lo harán las máquinas? ¿Prohibir las guerras? ¿Acabar con el hambre?

"Haciendo este ejercicio veo que realmente se pueden hacer cambios, que los ha habido y los habrá. Inevitablemente."

Haz la lista de cosas que has vivido y ya no están, las que estás viviendo y no crees que perduren, y las que crees que llegarán. No hace falta hacer grandes listas. Pon lo que te venga a la cabeza sin pensarlo demasiado. Cuando lo repases verás una manera de entender los cambios, una visión. La tuya. Y será muy evidente si eres optimista o pesimista.

Haciendo este ejercicio veo que realmente se pueden hacer cambios, que los ha habido y los habrá. Inevitablemente. Algunos de estos cambios valen la pena, y otros no. Pero todos son posibles, así que vale la pena intentarlo. Lo podemos intentar. Yo soy optimista.