El diálogo como un acto de generosidad

Siempre había entendido el diálogo como un acto de generosidad, una acción donde hacía falta tanto dar como recibir, estar dispuesto tanto a escuchar como explicarse. Ofrecerse, estar abierto, ser accesible. Y todo ello me parecía la máxima expresión de la generosidad. Cómo si la base del diálogo fuera aquello que das y aquello que recibes. Casi una transacción. Se basaba pues en la atención que podías dar, y si querías practicar el diálogo tenías que estar dispuesto a dar algo, ya fuera una idea o un toque de atención.

"No es generoso quién te da algo, sino quién te genera algo. Te genera una emoción, una reacción, un cambio, un pensamiento... o una revuelta"

Pero últimamente el filósofo Josep Maria Esquirol me ha hecho descubrir otro significado, quizás el verdadero, de la palabra "generosidad". Con su lucidez me ha hecho notar que, claramente, la palabra "generosidad" proviene antes del término "generar" que no del término "dar". No es generoso quién te da algo, sino quien te genera algo. Te genera una emoción, una reacción, un cambio, un pensamiento... o una revuelta. Has sido realmente generoso si has conseguido generar algo. Dar algo podría ser una acción cercana a la caridad, o incluso la limosna, y en cambio generar algo está más cerca del dinamismo y de la acción. El viejo tópico que explica que es mejor enseñar a pescar que no dar pescados. La verdadera generosidad es aquella que genera algo, y no aquella que da nada.

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Así pues, persevero en la idea de entender que el diálogo es generosidad, pero ahora con la ambición de generar algo. El diálogo como generador, como motor de dinamismo, de acción, de cambio. El diálogo como motor de vida, siempre cuando esté basado en la voluntad de mover, y no en el ánimo de dar nada. Y además, es una capacidad generadora ampliada, pues la fuerza del diálogo rae en qué es cosa de dos. La reunión de dos personas con el ánimo de generar algo, no con el ánimo de intercambiar nada o darse algo, sino de generar (una nueva situación, una nueva idea, una nueva acción).

"El diálogo es generosidad, pero ahora con la ambición de generar algo. El diálogo como generador, como motor de dinamismo, de acción, de cambio y de vida"

Entender que "generosidad" proviene de "generar" me ha hecho entender el diálogo de otro modo, y me hace cambiar la forma de intentar llevarlo a cabo, así como la ambición del resultado que espero.

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