Hablamos de diversidad, no de igualdad

He conocido recientemente una iniciativa que agrupa las mujeres líderes en el sector de la educación superior del continente americano. EMULIES es una plataforma que desarrolla las capacidades para la gestión universitaria y la cooperación de las mujeres que lideran instituciones en este ámbito con el objetivo de fortalecer su liderazgo y su participación en la toma de decisiones en el campo de la educación superior e incidir en las políticas que favorezcan la equidad de género.

En un sector donde aparentemente hay alta participación femenina, es cierto que todavía hay cifras que sorprenden, como el hecho que hoy en nuestro país cuatro de cada cinco catedráticos de universidad pública son hombres, o que contamos sólo con tres rectoras entre las 50 universidades públicas españolas.

Intercambiando impresiones con Carmen Garcia Ribas, experta en liderazgo femenino, he entendido cuál es el mecanismo que agranda todavía más el problema. Explica con clarividencia como la estructura de las empresas crean un marco que hace que quien no encaja se sienta extraño y entre con fragilidad. Y esto es el que a menudo nos pasa a las mujeres. El marco no acepta la diversidad de talento que ha introducido la mujer en la empresa. Aflorar las mujeres es introducir las emociones al management, y esto genera nuevos liderazgos, a los cuales no estamos acostumbrados. Por lo tanto, la igualdad ha hecho mucho mal, porque legitima el acoso al que es diferente, porque pretende que nos aproximamos a las normas que ellos han establecido.

"El marco no acepta la diversidad de talento que ha introducido la mujer en la empresa"

El que tenemos que hacer es hablar de diversidad en contraposición a la igualdad. Y ayudar por un lado a las mujeres a crecer en esta diferencia y a las organizaciones a cambiar el marco para aceptar esta diversidad. Carmen Garcia Ribas analiza el origen del problema y lo simplifica en una explicación sencilla pero profunda. Y se resume en los diferentes mecanismos del miedo que tenemos hombres y mujeres. Los hombres tienen miedo al fracaso, mientras que las mujeres tenemos miedo al rechazo. Todos los comportamientos masculinos y femeninos derivan de este concepto diferente de miedo. Las mujeres expresan sus dudas y buscan la complicidad del entorno. Los hombres dudan igualmente, pero actúan con decisión. Las mujeres, para complacer, analizamos las cosas desde el amor, y los hombres desde el poder. Y la falta de poder que las mujeres propiciamos, puerta a la indefensión. Y de aquí es fácil entender como se llega al extremo de los maltratos.

"Los hombres tienen miedo al fracaso, mientras que las mujeres tenemos miedo al rechazo"

Creo que todos y todas tenemos el deber de reflexionar sobre un tema de tanto alto impacto por la sociedad y tomar acciones para cambiar aquello que sea necesario. Los responsables políticos, huyendo de tópicos, profundizando en el mensaje y estableciendo políticas públicas correctas; las empresas, cuestionando el marco establecido para dar cabida a un talento diverso y; las mujeres, formándonos para autorizarnos en este contexto. Trabajar en una escuela de management es un privilegio, porque es la plataforma ideal para desarrollar iniciativas que contribuyen a este reto. Os invito que lo trabajamos junto(e)s.

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