Descarbonizar la economía

El debate que se ha abierto estas dos semanas en que ce celebra la COP 25 en Madrid, ha sorprendido mucha gente por los cambios que vendrán. Veo como las persones empresarias son escépticas a admitir que la transición que apenas empieza será disruptora y pretenden rebajarla a un cambio tecnológico; por ejemplo, sobre la manera como se generará la electricidad. Hay que explicar que el camino que ahora ponemos en marcha, y que la UE nos guiará poniendo las vías, supondrá un cambio cultural en el modo de vida que alterará las pautas de consumo, afectando la economía, suponiendo la pérdida o disminución de ciertas actividades y el nacimiento de nuevas oportunidades.

"Las persones empresarias son escépticas a admitir que la transición que apenas empieza será disruptora y pretenden rebajarla a un cambio tecnológico"

La UE promoverá la implantación de una tasa de carbono que será universal, progresiva, intensa, fiscalmente neutra, transparente, justa y con aranceles de protección fronteriza. Hoy, seis sectores de la economía (generación eléctrica, acero, cemento, química, papel y cerámica) ya están sujetos a una tasa que se negocia a un mercado de CO₂ en Frankfurt. En el último año, el valor del CO₂ ha pasado de 5 a 25 €/t CO₂ y el efecto ha sido el cierre de la generación eléctrica basada en carbón por el hecho que ha dejado de ser competitiva. Sabemos que una tasa intensa mueve la economía hacia la descarbonización, hecho por el cual hay que aplicarla de forma correcta para no caer en errores que la frenen.

Hay dos puntos difíciles de aplicar de la tasa: el regreso de los ingresos a la economía y el arancel de protección. La tasa tiene como misión impulsar el cambio hacia la descarbonización. Si no se devuelve su valor a la economía, la presión fiscal será excesivamente elevada. España emite 332,8 Gt CO₂ que, a un precio de 25 €/t CO₂ hace una cifra de 8.320 millones de euros. Pero, si la tasa llega a 100 €/t, valor que muchos pensamos que se llegará fácilmente, los ingresos serán de 33.280 millones, una cifra importante para la economía.

"Si no se devuelve su valor a la economía, la presión fiscal será excesivamente elevada"

El regreso de esta cifra a la economía se puede hacer de muchas maneras. Suecia optó por disminuir las cotizaciones sociales de las empresas, siendo una clara palanca hacia la creación de trabajo. Francia, cuando la tasa ya tenía un valor de 48 €/t CO₂, optó para devolver la recaudación vía crédit impôt, una subvención al impuesto de beneficios para las empresas que contrataban personal. El resultado fue la revuelta de los gillets jaunes porque el autónomo de Montpellier que iba a trabajar cada día a Arles con su furgoneta diesel no soportaba que los taxis no pagaran, ni los camiones, ni los aviones, ni los barcos, ni los trabajadores de la metrópoli de París que disfrutan de transporte público. La revuelta ha llevado a discutir el regreso directamente al contribuyente de forma progresiva según su renta.

El arancel también es difícil de implantar porque va en contra del despliegue hecho por la OMC. Será difícil encontrar los valores de CO₂ asociado a cada producto que importa la economía europea. Europa Importa de la China 380 Gt CO₂, el equivalente a las emisiones de España.

El camino será duro y hará falta mucho debate para no caer en errores como los que han llevado al origen de los gillets jaunes en Francia.

Més informació
Acciones y contradicciones por la emergencia climática
Greta, la chica que bajó de la nube
Hoy Destacamos
Lo más leido