La EME vestida de naranja

"A la Ville de ....... Amsterdam". Esta podría ser la frase que resume el traslado de la agencia del medicamento, EME que finalmente ha recaído sobre la ciudad de Amsterdam. En Cataluña, la eliminación de Barcelona a la primera ronda ha caído como una jarra de agua fría. Las prometidas de puestos de trabajo, de reactivación del sector inmobiliario con la llegada de 900 familias, habían puesto muchas esperanzas sobre esta nominación. Sin entrar en consideraciones políticas, Barcelona nunca ha tenido posibilidades de recibir la EME.

Los resultados de la Consultora KPMG dejaba Barcelona muy por debajo de ciudades europeas que competían para recibir el organismo europeo del medicamento. La inseguridad jurídica, la falta de transparencia institucional, el alto nivel de corrupción y la imagen que dejan los diarios, una sola Universidad entre las 200 primeras del mundo, la constante reducción de las inversiones en I+D, un alto nivel de paro y la compleja situación de la deuda y del déficit público español no han sido elementos que hayan favorecido la candidatura de Barcelona.

"Sin entrar en consideraciones políticas, Barcelona nunca ha tenido posibilidades de recibir la EME"


Todo el contrario pasa en Amsterdam, donde muchos de sus habitantes se lamentan de la llegada de la EME. Un reciente estudio del macro economista Mathijs Bouman analiza las reacciones de los habitantes de la capital holandesa con la noticia del traslado en Amsterdam de la Agencia Europea del Medicamento, donde destaca principalmente el descontento de los "Amsterdammers" respecto de este "premio".

El Gobierno holandés lo ha conseguido y es motivo de alegría, a pesar de que la decisión ha sido rodeada de polémica pero sobre todo de golpe de suerte, puesto que Amsterdam ha sido escogida por sorteo. Pero, se tiene que reconocer también que detrás de la candidatura de Amsterdam el potente lobby del medicamento ha desarrollado un proyecto sólido, que posicionaba Amsterdam con muchos puntos en su favor.

Niveles bajos de corrupción, transparencia política, un alto nivel de confianza de los holandeses en sus instituciones, un país tolerante pero organizado, un sistema fiscal friendly que no busca destruir la empresa sino favorecerla, una sociedad enfocada en las nuevas tecnologías, a la sostenibilidad, a I+D con una inversión de más de 6% del PIB, un aeropuerto internacional que comunica con todas las capitales del mundo, unas instalaciones que se construirán a medida de las necesidades de la EME sin ningún coste por la agencia, un sistema educativo basado en la excelencia, en el trabajo en equipo, en la crítica constante y constructiva y que pone 12 universidades holandesas entre las 200 mejores del mundo, un nivel alto de productividad y competitividad, una sociedad multicultural integradora que funciona y un largo etcétera que los que tenemos la suerte de vivir aquí descubrimos cada día.

Muchos elementos que Holanda ha sabido promocionar muy bien y que lo ha traído a disputarse la final. La suerte ha hecho el resto... Sin embargo, no todo el mundo está tan eufórico. La llegada de 900 familias con un alto poder adquisitivo aportarán más riqueza a la ciudad, pero no pasa ningún día sin que las criticas se hagan sentir. Según el sociólogo especialista en urbanismo, Jan Rath, la EME también traerá muchos problemas en una ciudad, con unos niveles de saturación de vivienda que lo encarece mucho en relación con otras ciudades del país.

Según el sociólogo especialista en urbanismo, Jan Rath, la EME también traerá a Amsterdam muchos problemas


De hecho, la falta de vivienda en Amsterdam genera importantes conflictos que encarecen tanto los precios de alquileres, de por si muy elevados pero también el de venta. La llegada de estas 900 familias no puede hacer nada más que incrementar todavía más el problema y será la gota que hará derramar el vaso. Pero no sólo la vivienda. El sistema educativo también sufrirá bajo la carga suplementaria que supondrá la creación de escuelas internacionales para acoger los niños de estas 900 familias.

Amsterdam es reconocida como una ciudad de oportunidades por todos aquellos que son ambiciosos y con talento. Pero vivir en el corazón creativo del país es un privilegio que tiene un coste elevado y que muchos "Amsterdammers" no están dispuestos a pagar. Amsterdam vive una segunda edad dorada de prosperidad económica, de creación de puestos de trabajo y con un incremento de la población de 10.000 personas cada año. Amsterdam ocupa el primer lugar del ranking de ciudades millenials que más jóvenes atrae por ante Berlín, Múnich o Barcelona. Es un punto de atracción para venir a trabajar, a asistir en congresos, en ferias, a visitar canales y museos.

La saturación del centro ocupado por turistas es un elemento de conflictos generados por una convivencia difícil. El Gobierno se ha visto obligado hace unas semanas a regular la apertura de tiendas de souvenirs que se han convertido en una plaga. Incluso el famoso "barrio rojo" y los "Coffee Shop" están en el punto de mira de futuras regularizaciones para mirar de controlar su expansión. De hecho, los habitantes de Amsterdam se sienten excluidos de su ciudad y de un mercado de la vivienda que especula con la fuerte demanda de nuevos venidos que quieren vivir en Amsterdam. La llegada de EME no hace más que agravar una situación de por sí compleja.

Un problema que también podríamos comparar con el de Barcelona, pero con una diferencia notable. Mientras Barcelona necesita crear lugares de trabajo y reactivar su economía, Amsterdam tiene plena ocupación y sufre un déficit de trabajadores con titulación. Un hecho que no pasa desapercibido y que puede explicar el poco interés de los "Amsterdammers" a la hora de analizar las ventajas de recibir la EME. No obstante, y a pesar de todo este "rechazo" inicial, la sociedad holandesa se caracteriza para sacar siempre el mejor provecho de los cambios. A buen seguro que en este caso, también encontrarán los puntos positivos que acabarán haciendo suyos integrándolos en su día a día.

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