La etiqueta energética

Estos días la Generalitat ha comunicado que ha sancionado un total de 42 agencias inmobiliarias por publicitar sin la etiqueta energética. El texto dice, entre otras consideraciones, que la certificación energética de edificios es un documento obligatorio en la compraventa o alquiler de viviendas o edificios, y ofrece a los usuarios información sobre el comportamiento energético del inmueble.

La normativa exige que la etiqueta energética sea visible en los anuncios de viviendas, puesto que permite a los usuarios comparar la eficiencia de diferentes edificios e incorporar el ahorro en energía como factor de decisión a la hora de alquilar o comprar una vivienda. Los edificios suponen aproximadamente un 25% del consumo energético de Cataluña, y aumentar la eficiencia energética de este sector es fundamental para avanzar hacia un modelo energético más racional y sostenible.

Nos consta que estas sanciones han sido muy mal recibidas por el sector, pero quizás era la única salida a una situación enquistada. Pienso que cuando se publicó el decreto, y han pasado casi tres años, todo el mundo tenía voluntad de cumplir, pero nos hemos relajado y hoy en día tan sólo el 5% de las viviendas anunciadas en los portales inmobiliarios tienen el certificado, el resto están "en trámite", eternamente "en trámite".

Esta situación perjudica muchos a las empresas que hacen las cosas bien y no anuncian si no tienen el certificado, como es el caso de Amat, que tan sólo podemos publicar el 40% de la cartera, sino que del resto no conseguimos que los propietarios acepten que se tramite el certificado energético, y porque no lo quieren? Pues porque cuando se informan en otras empresas inmobiliarias se los dicen que no hace falta, que no pasa nada.

Independientemente del hecho del incumplimiento de una normativa que es europea, hay otro tema que me preocupa más y es la incapacidad que tanto la Administración, como de los técnicos, como de los diferentes actores que al sector inmobiliario hemos tenido para comunicar al público en general la importancia de saber el grado de eficiencia de los hogares. Lo hemos vendido como un papel más, como una traba burocrática, no como el documento que nos permitirá saber el gasto energético que tendremos, o la inversión que nos habrá que hacer para conseguir ser eficientes, etc. 

Creo que a todos parches nos hay que hacer una reflexión y pensar como hacerlo porque sea útil, porque se incorpore la eficiencia como un valor a la hora de fijar el precio, porque los interesados a comprar o alquilar pregunten.

Podríamos todos juntos ponernos el tema de la etiqueta energética como reto por el 2016, a ver si lo conseguimos!
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