La Roomba, la SmartTV, el espacio y el tiempo

Cuando te compres una SmartTV ganas mucho tiempo. Que los canales pasen a ser aplicaciones y que la parrilla de programas pase a ser contenidos bajo demanda es un gran invento. Recuerdo como hace unos años corríamos para llegar a casa los miércoles al atardecer para ver Cosmos a la tele cuando sólo había dos canales. Ahora Cosmos lo hacen siempre, y desde que tenemos móviles espabilados en todas partes.

No es una novedad, en otros momentos de la historia la introducción de una nueva tecnología también nos ha cambiado la percepción del tiempo. Cuando íbamos con el Solo, el tiempo era un continuo desde el amanecer a la puesta de sol y la actividad humana estaba estrechamente condicionada por el ciclo solar. Con la llegada del reloj mecánico, el campanario del pueblo pasó a ser el encargado de marcar la hora, y el tiempo dejó de ser continuo e individual para acontecer discreto (dividido en cuartos y horas) y localmente colectivo (cada pueblo tenía su hora). Con la llegada del ferrocarril y la 1a revolución industrial los pueblos y ciudades se conectaron y surgió la necesidad de unificar la hora de todas las estaciones. Durante años fue un problema, hasta que en 1944, el ingeniero suizo Hans Hilfiker desarrolló un sistema de sincronización vía teléfono para los ferrocarriles suizos.

"Que los canales pasen a ser aplicaciones y que la parrilla de programas pase a ser contenidos bajo demanda es un gran invento"

Pero hay un aspecto que a pesar de ser más evidente a la vista lo vemos menos: el impacto de la tecnología en el espacio. Y esto tiene unas derivadas muy interesantes. La introducción de la tele en 1950 en los EE.UU. desplaza la radio de su lugar preeminente a la sala de casa (la radio previamente había desplazado el hogar de fuego del mismo lugar) y sofás y sillas se giran hacia la tele como cuando había el hogar de fuego.

Otro ejemplo es el de la introducción del automóvil: los primeros automóviles circulaban a paso de tartana por las mismas vías donde circulaban los coches de caballos, pero enseguida nos dimos cuenta que si los hacíamos vías por ellos sólo, podríamos ir más deprisa y más lejos. En general, cuando introducimos una nueva tecnología en nuestro espacio físico no es la tecnología que se adapta sino que modificamos el espacio —y nuestro comportamiento— para adaptarlo en la tecnología.

Lo podemos ver en un ejemplo más actual cómo es lo del robot doméstico Roomba. Una Roomba en general no puede entrar en una casa cualquiera a limpiar: alfombras, ángulos muertos, cables, juguetes, sillas, etc. son objetos que le hacen la vida imposible. La Roomba que conocemos no se sabe adaptar en casa nuestra y somos nosotros los que se lo adaptamos a sus necesidades. Es por eso que me preocupan todas las modificaciones que tendremos que hacer en casa el día que entren los robots de verdad, y me preocupa especialmente quién tendrá el mando de la tele.

"Cuando introducimos una nueva tecnología en nuestro espacio físico no es la tecnología que se adapta sino que modificamos el espacio y nuestro comportamiento para adaptarlo en la tecnología"

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