Ley de inmigración europea: por fin

Cuando la Unión Europea (UE) promulga leyes, que, para hacerlo, deben ser pactadas entre el Parlamento y el Consejo (jefes de Estado y de Gobierno de los estados miembros), se generan situaciones especiales, ya que no todos los estados creen que la ley en cuestión sea necesaria o esté bien hecha. Y es que en la UE hay, desde un punto de vista de gobernanza, tres tipos de países.

En primer lugar, podríamos colocar aquellos que están bien gobernados y a los que determinada legislación europea les molesta, ya que significa una cierta intromisión y, a veces, una reducción en el nivel de exigencia. Suelen ser estados pequeños a los que las leyes que la UE pretende armonizar les sobran, pues piensan, con razón, que ellos ya lo hacían bien y que la armonización les hace bajar de nivel. Los estados más representativos de esta corriente son los conocidos como "frugales" más algún otro: es decir, los escandinavos, austriacos, algunos bálticos, etc.

"Los que habitamos en países mal gobernados siempre esperamos las leyes de armonización de la UE como si fuera el maná del cielo"

El segundo grupo está formado por estados bien gobernados, generalmente grandes, que piensan que la armonización va en favor de todos porque sus intereses son muy globales y sus acciones afectan a todos. Hay que reconocerles un alto grado de solidaridad, ya que a menudo aceptan leyes armonizadoras que reducen sus expectativas. Hablamos, fundamentalmente, de Francia y Alemania.

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En el tercer grupo están aquellos que habitualmente sacan provecho de pertenecer a la UE por dos motivos: reciben dinero en forma de ayuda y las leyes de armonización les benefician porque su legislación nacional es deficiente. Aquí encontraríamos a España, Grecia, Portugal y todos los países pequeños del sur y algunos del este. Solo podríamos incluir parcialmente a Italia, recuérdenlo porque a menudo se olvida, aunque no estén muy bien gobernados, son contribuyentes netos a la UE, es decir, aportan más de lo que reciben. En resumen, aquellos que habitamos en países mal gobernados siempre esperamos las leyes de armonización de la UE como si fuera el maná del cielo.

El problema de la Unión Europea en cuanto a la desafección se debe a que los gobiernos de los estados propagan los éxitos de la Unión como propios del estado. Especialmente los mal gobernados. El caso de España es paradigmático. Los sucesivos gobiernos españoles nunca explican a la población que sin la UE, España sería una especie de Argentina, si no peor. La prensa, como es habitual, hace mutis, y con este silencio se hace cómplice y traidora de Europa.

"Llevamos demasiados años con los populistas de izquierda participando en gobiernos españoles e influyendo en gobiernos catalanes. Necesitamos que alguien ponga sensatez a tanta mala gobernanza"

Ahora, la UE (Parlamento y Consejo) han llegado a un acuerdo para promulgar una ley de inmigración que, sorprendentemente, deja insatisfechos tanto a los populistas de izquierda como a los de derecha. Vamos bien. El tema se ha centrado. A España le conviene que las leyes anti-populistas salgan de Europa. Llevamos demasiados años con los populistas de izquierda participando en gobiernos españoles e influyendo en gobiernos catalanes. Necesitamos que alguien ponga sensatez a tanta mala gobernanza. Todos sabemos que los gobiernos que lideran España (el español y el catalán) nunca solucionarán los problemas de una inmigración mal gestionada. Lo hará Europa, como con muchos otros temas de verdadero calado.

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