¿Qué es importante saber?

Insisto una vez más en un tema que he tratado en mis últimos artículos. Lo hago porque hace semanas que veo crecer alrededor mío una fuerte preocupación en muchas personas por las dificultades de la actual situación sanitaria y socioeconómica, con un claro pesimismo sobre el próximo futuro. Una de las consecuencias de este estado de ánimo es la desilusión ante las actuaciones de muchos de nuestros gobiernos y la pérdida de confianza en sus políticas. He escuchado demasiado a menudo con preocupación aquello de "no entiendo nada de lo que hacen ni de lo que nos dicen que tenemos que hacer" o, todavía peor, "son una pandilla de incompetentes". No hace falta que insista en el gran peligro que supone el reciente crecimiento de estas actitudes. Me gustaría reflexionar un poco sobre la situación y sugerir algunos de los orígenes de la sensación de incompetencia.

1. Actuación política: Siempre me ha gustado explicar que para mí la política tiene una dimensión de debate intelectual y otra de actuación ejecutiva, pero que la primera no tendría ninguna razón de ser si no tiene como finalidad la segunda; es decir, encontrar las mejores vías para resolver los problemas reales de tipo personal o colectivo. Como en una sociedad hay varios grupos con intereses divergentes, acostumbran a haber varias opiniones sobre cuáles son los principales problemas que hay que solucionar y sobre cuáles son las mejores maneras de hacerlo. En esto consiste el debate político, y hace falta que esté.

Pero, en una democracia, una vez los ciudadanos han escogido a quienes encomiendan hacerlo, la política tiene que ser sobre todo promover y llevar a cabo acciones concretas que solucionen problemas. Es por eso que el buen trabajo no sólo necesita buenas ideas sino, tanto o más, tener capacidad de llevarlas a la práctica y convertirlas en realidades. A menudo esto es lo más difícil y pide unas capacidades y unos aprendizajes diferentes. De los muchos aspectos que esto tiene, quiero comentar dos que siempre me han preocupado. Lo haré utilizando ejemplos de nuestra vida normal, puesto que todos tenemos experiencias de cosas que nos pasan, y que son las mismas que podemos ver en la acción política.

"La política tiene que ser sobre todo promover y llevar a cabo acciones concretas que solucionen problemas"

2. Saber el qué, pero también el porqué. Cuando tenemos un problema en nuestra vivienda, nuestro coche, o nuestra salud, y no sabemos qué hacer, buscamos un especialista que nos lo resuelva. Cuando lo ha hecho, yo no me conformo nunca con que me lo deje arreglado, sino que quiero saber qué ha pasado pero, sobre todo, por qué ha pasado. Conocerlo me tiene que permitir ser prudente y evitar acciones posteriores que puedan volver a provocar el problema, y en algunos casos si se repite, también me permite que los pueda solucionar yo mismo. Este es un tipo de aprendizaje que de verdad sí que enriquece mis capacidades. Si el especialista no me sabe explicar el origen del problema, pienso que sólo me ha hecho una parte del servicio que yo esperaba, y no me quedo satisfecho. Si honradamente me dice que no lo sabe del todo, lo agradeceré de verdad aunque no me quede tranquilo. Creo que podríamos ahora ir encontrando muchas situaciones similares en las actuaciones políticas de los últimos tiempos, unas muy llamativas, pero otras más disimuladas...

3. Coincidencia y Causalidad. Uno de los elementos que incrementa la dificultad de gestionar una situación es que, por desconocimiento de la causa real que ha creado un problema, se interprete equivocadamente como relación de causalidad lo que es solamente una situación de simultaneidad. Dos fenómenos que aparecen simultáneamente o de forma sucesiva, no tienen por qué ser un causa de la otra; puede ser que tengan los dos una causa común... En el mundo de la medicina, puede pasar que dos síntomas de una misma enfermedad no conocida hagan pensar que uno de ellos sea la causa del otro y, por lo tanto, sólo se ataque uno o el otro síntoma y se deje de buscar la enfermedad real.

Pasando a otro nivel más general, me pregunto si podría ser que unos cuántos de nuestros problemas actuales no tuvieran origen en otras actuaciones que también vemos, sino que hubiera una razón de fondo, que fuera que el planeta tierra no es capaz de soportar la coexistencia de 8.000 o 10.000 millones de ejemplares de la especie homo con el actual modelo económico y de consumo, y con el actual sistema de explotación de recursos y otros especies vivas. Esto obligaría a actuaciones muy profundas.

4. El tipo de aprendizaje. Ya véis que he pasado de temas muy cotidianos a otros de carácter muy global. El mensaje que me gustaría dejar es que, al hacer política, no se puede centrar el trabajo en debatir ideas intentando desacreditar las de los otros, sino que la clave tendría que ser saber detectar los problemas reales y aplicar soluciones que parezcan razonables, admitiendo que nadie posee la verdad, y aceptando que la carencia de seguridad provoca muchas veces la comisión de errores.

La aparente incompetencia es muchas veces inevitable, pero tenemos que criticar sobre todo a aquellos que cometen errores después de haber dado la sensación de tener las soluciones en la mano. Este aprendizaje que vale para cualquier tipo de problemas es el que falta, y no se adquiere en la escuela o la universidad, sino a la vida real. Y es por eso que tendríamos que analizar las características personales y las experiencias previas de las personas que escogemos. Tenemos que elegir personas con habilidades, experiencias y competencias probadas, mucho más que no por los estudios académicos, que son importantes pero sólo.

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