Marca España

España no va bien. Y no es de ahora. Ni tampoco es culpa de Cataluña y su "proceso". Hace años que no vamos bien. En realidad, España va mal desde que entró al euro. El boom inmobiliario sólo fue un espejismo del cual hoy en día estamos pagando las consecuencias.

Los números de España son francamente mediocres. Y no lo digo yo, lo dicen prestigiosos economistas siempre que no sean del partido que gobierna. La deuda pública supera los 1,5 billones de euros con un coste anual de 30 billones de euros en intereses. Tenemos que pedir créditos a los mercados para pagar las pensiones y evitar un estallido social; el 70% de los contratos laborales son precarios; la economía se basa en servicios sin valor añadido, con salarios bajos; seguimos perdiendo competitividad y retrocedemos en productividad; arrastramos un paro real que ronda el 18% donde el 50% de los jóvenes no encuentran trabajo y nos parece normal; aceptamos como normal una corrupción galopando que nadie castiga y que, según cifras de Europa, nos ha costado más de 100 billones de euros.

Mantenemos en el poder en un Gobierno condenado por corrupción mientras llamamos a los cuatro vientos que somos el país más transparente del mundo; hemos rescatado los bancos con 120 billones de euros de dinero público que nunca recuperaremos gracias a la complicidad del ministerio de Hacienda, del de Economía y todos sus socios políticos; hemos mantenido y seguimos manteniendo -aunque ya no esté a los titulares- una política de desahucios que ha dejado en la calle miles de personas indefensa ante el blindaje bancario que el gobierno de turno los proporcionó; la tasa de personas en riesgo de exclusión social ha aumentado junto con la paradoja que muchos trabajadores están al umbral de la pobreza a pesar de tener trabajo; España es el país con más condenas de Europa que no atendemos; y un largo etcétera que la cruzada anti-catalana está consiguiendo tapar, eclipsando noticias muy graves que afectarán el día siguiente.

Nadie habla del FMI avisando de una posible nueva burbuja, ni que el BCE dejará de dar estímulos económicos comprando deuda a partir del 2018, ni que baja la recaudación de impuestos y de IRPF. Pero, independientemente de las opiniones y opciones políticas de cada cual, la marca España está, hoy por hoy, en boca de todo el mundo y desgraciadamente no para bien.

"Estamos actuando como una familia a la cual sólo le quedan 1.000 euros y decide irse de vacaciones"

Los que vivimos fuera vemos las noticias internacionales abriendo con imágenes que nos tendrían que avergonzar, sea cual sea nuestra tendencia política. Está claro que habrá uno mañana, sea qué sea el final del conflicto con Cataluña y mucho me temo que el despertar será terrible y la resaca de las banderas, dura de pair. Nos hemos vuelto tan locos que no entendemos la bomba de relojería que España tiene en las manos? Estamos actuando como una familia a la cual sólo le quedan 1.000 euros y decide irse de vacaciones. El retorno a la realidad es demolidora.

Con Cataluña o sin, es urgente que España se deje de mirar al ombligo y de una vez por todas se enfrente a sus problemas reales y tome las riendas de su futuro. Porque si Cataluña acaba marchando (y marchará) y los problemas estructurales españoles siguen, no tendrán nadie a quién dar las culpas y descargar las iras.

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